¿Cómo surgió la idea de escribir una novela que trata sobre la posguerra civil española?
Por las circunstancias en que me tocó vivir desde mi niñez hasta muy entrado en edad tuve ocasión de recibir mensajes muy diferentes, totalmente contradictorios a veces, y percibir situaciones determinadas y determinantes como consecuencia del conflicto extremo entre hermanos que constituye una guerra civil.
Todo ello me impulsó a la reflexión sobre los conceptos concernientes a su génesis, su desarrollo y sus consecuencias y escribí un primer conjunto de artículos definitorios de esos conceptos bajo el título “mi diccionario heterodoxo”, “El lenguaje de la matemática & La matemática del lenguaje” que intenté publicar pero no se quiso por razones que supongo.
Pensé que las mismas ideas, honestas según mi criterio, que había expuesto en forma de ensayo podrían tener mayor aceptación presentadas en forma de historia novelada…
¿Cuál fue tu principal objetivo al escribir este libro?
Quise dar a entender, sobre todo, que ningún objetivo es digno de justificar una guerra, porque lleva y obliga directamente a justificar comportamientos injustos. No me parece justo tener que matar para no ser muerto.
Quise reflejar, además, que aun terminado el conflicto con vencedores y vencidos, el reconocimiento proporcional de las injusticias habidas por ambas partes hace mejorar la convivencia posterior entre ellas.
Considero que la palabra dialogante y abierta debe ser el recurso contra la política de bandos y que la visceralidad juvenil sin la moderación reflexiva resulta cuando menos inconveniente.
Los personajes de la novela están muy bien construidos. ¿Cómo los creaste y cuál fue el proceso para desarrollarlos?
Conocí directamente la mayoría de las personas que podrían haber representado muy bien el personaje con el papel que yo les encomiendo en mi trabajo, pero algunos otros he tenido que basarlos en experiencias relatadas por mis amistades o inventármelos directamente.
¿Crees que la novela hace una crítica a la guerra civil española o más bien busca mostrar el sufrimiento de todas las partes involucradas?
He querido que refleje ambas cosas: Mi rechazo a la guerra comprende todas y cada una de ellas, de todo tiempo, de todo lugar y por cualquier causa y creo evidente que todos los contendientes obligados a participar de forma directa, activa o pasiva en ellas sufren injustamente.
¿Cuál fue la parte más difícil de escribir sobre un tema tan complejo y polémico como la guerra civil española?
Lo más difícil es reflejar adecuada y suficientemente en una novela de ficción, que el debate y la polémica constructiva en busca de la verdad, la razón y la justicia natural hubieran sido entonces, como lo son siempre, precursores necesarios de la paz justa y antídotos de una “justicia interesada” impuesta por la fuerza.
No sé hasta qué punto lo habré conseguido en el inevitable poco espacio dedicado a ello, pero lo he intentado.
¿Cómo investigaste para documentarte y poder escribir de manera verosímil sobre este periodo histórico?
No necesité investigar mucho, porque ese período es el mío propio y la memoria de los hechos era muy cercana. Los puntos de vista podían ser amplios ya que las personas con las que trato y seguiré tratando amistosamente pertenecen a muy diversos mundos ideológicos. Casi todas ellas consideran utópicas mis propuestas, pero no hay, al menos, oposición conceptual sobre ellas.
¿Hay algún personaje de la novela que te resulte especialmente significativo o que te haya costado más crear?
Hay una figura muy significativa para mí, la de Andoni, desde cuya muerte inicié el relato y cuya ideología representa bastante bien la mía. Es obvio que es el personaje que menos me ha costado crear.
La creación más dificultosa fue la del personaje narrador protagonista, Joseba, en el que se me podría identificar como autobiógrafo en algunos detalles, pero ni de lejos en la mayoría.
La novela aborda temas como la identidad, la traición y el perdón. ¿Cómo abordaste estos temas en la trama?
En mis ensayos trato esos temas con bastante crudeza, pero en la novela procuro abordarlos de forma inofensiva para todos, porque a ninguno considero responsable de la marea que arrastró a cada cual a donde le llevó sin haberlo solicitado.
Perdono incluso a los responsables efectivos del evidente desastre, porque los considero enfermos. La inhumanidad del humano es, para mí, la más grave de las enfermedades.
¿Cuál es tu opinión sobre el papel de la literatura para dar voz a los que sufrieron la guerra y la posguerra civil?
El funcionalismo ético me parece el mejor de los objetivos de la literatura en todos sus géneros, y el objetivo de dar voz a los “sin voz” es uno de ellos.
El funcionalismo práctico puede también partir de objetivos nobles, pero el de la guerra no lo es en absoluto en ninguna de sus partes componentes, incluida la apología escrita.
¿Crees que la novela puede ayudar a los lectores a entender mejor el contexto histórico en el que se desarrolla la trama?
Creo que una novela bien parida y bien desarrollada puede hacerlo. Yo esperaré a conocer la opinión de los lectores sobre la mía para ver hasta qué punto han entendido el contexto que trato de describir.
¿Qué es lo que más te gustaría que los lectores se llevaran de la novela?
Me gustaría que los jóvenes, desde su lejanía en el tiempo, encontraran una visión de lo bueno imitable y lo malo a evitar.
Me gustaría, en suma, que quienes la lean toda lo hicieran con placer o al menos sin aburrirse y, si sacaran de ella alguna conclusión positiva, ¡Miel sobre hojuelas!
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto literario que puedas compartir con nosotros?
Yo no he dejado de escribir desde mis 15 años y de eso hace muchísimo, pero lo de compartir exige selección, porque mi heterodoxia particular con respecto a determinados temas es más propia de otros foros de comunicación presencial con opción a la horizontalidad, como las conferencias-coloquio por ejemplo.
Seleccionaré, desde luego, de entre mis escritos y trataré de compartirlos.
