Jaime Jimeno "The Gagarins"Jaime Jimeno "The Gagarins"

¿Cómo surge la idea de crear The Gagarins y por qué decidisteis centraros en la carrera espacial soviética?

Se trata de una ocurrencia que surge en medio de una conversación que mantenían dos amigos regresando de un festival. Uno de ellos se convertiría en el batería y el encargado de las comunicaciones desde ese momento. Nosotros lo llamamos camarada Dimitri (Rubén Campo).Se imaginaron cómo sería la música surf desde el lado soviético y plantearon hacerlo bajo el nombre que mejor puede representar aquellos años 60 del pasado siglo. Luego hubo que materializarlo, buscar al resto de componentes para la tripulación y arrancar la lanzadera, para que no se quedara en un desvarío más. A los dos días, yo ya utilizaba mi identidad de Vladimir para poner mi guitarra al servicio de la misión, y a las pocas semanas se unió nuestro camarada Ulianov al bajo (Alberto Hernández). A la vista del resultado tras el primer concierto, estaba claro que había proyecto para llegar a Marte si fuera necesario.

¿Qué elementos de la música surf encajan bien con la temática soviética de vuestra banda?

La música surf se suele relacionar con la práctica del surf en playas de California, algo que las bandas tradicionales de música instrumental consiguieron. Grupos como The Ventures, The Surfaris o Dick Dale, aunque también hubo grupos vocales que le dieron un gran empujón a esa escena, como podían ser The Beach Boys o Jan and Dean. Sin embargo, el efecto en torno al que gira esta música, que es la reverberación, evoca otros ambientes más cercanos a la ingravidez del espacio. Nuestro mar es el cosmos y nuestras tablas son cohetes, a los que nos subimos con nuestros bañadores, que en este caso no tienen palmeras estampadas, si no que son auténticos trajes de cosmonautas.

¿Cómo ha sido la evolución musical de la banda desde vuestro primer álbum hasta el último, «Kryptokosmos»?

Hemos procurado conceptualizar, más si cabe, cada disco. En nuestra primera misión, “Vostok 7”, acabábamos de llegar al espacio, y nos encontramos experimentando en nuestros cuerpos el efecto de la falta de gravedad. Eso se reflejó con el vibrato que se utilizó en muchas de esas canciones que nos sirvieron como presentación ante el público. Después llegó “Por un puñado de rublos”, en el que alcanzamos un árido y polvoriento planeta que explorar. Este fue el primer disco en el que contamos con nuestra trompetista Valentina (Majo Avilés), y procuramos darle un toque más cercano a los spaghetti western y a la música de Ennio Morricone. Ahora podemos decir que regresamos a casa y nos encontramos con un mundo en constante conflicto, muy al estilo de los años 60, cuando la Guerra Fría alcanzaba unos puntos de tensión considerables. Por ese motivo hemos titulado el disco Kryptokosmos, y nos hemos sumergido en esas misiones de espías y agentes dobles que tan cinéfilas pueden llegar a ser. Además de eso, tras la salida del camarada Kavernikov (Alberto Fernández), necesitábamos comprobar el desempeño de nuestro nuevo tripulante, Mijail (Miguel Bastante), que se ha integrado en el equipo de manera formidable gracias a su guitarra y su pericia.

¿Qué historias de espionaje os han inspirado para la conceptualización del disco «Kryptokosmos»?

Para este disco hemos tenido diversas inspiraciones. Oleg Penkovsky o George Blake son dos ejemplos de ese espionaje que hemos tratado de plasmar, aunque hay otros personajes como puede ser el mismísimo Lenin o Liudmila Pavlichenko (a la que hemos dedicado la canción 309). Hacemos referencia a Cuba y aquella crisis de los misiles, así como a un rescate espacial inspirado en la “Salyut 7”. Planes quinquenales, sótanos y habitaciones ocultas en el Kremlin, y hasta un tiburón que se convierte en la más linda de las mascotas completan este trabajo que, una vez más, el ilustrador Bruno Redondo ha sabido plasmar en el diseño de la portada y los gráficos que acompañan al disco.

¿Cuál es el proceso creativo de la banda a la hora de componer e interpretar vuestras canciones?

Inicialmente teníamos un caos ordenado, en el que desde el local de ensayo probábamos riffs y melodías. Siempre había alguna canción que podíamos preparar Ulianov (Alberto Hernández) o yo mismo, aunque luego lo poníamos en común y a partir de ahí continuábamos. Con la incorporación de Valentina (Majo Avilés), en el segundo disco fuimos ordenando un poco más esas ideas. Cada vez había más canciones que traíamos alguno al local, aunque luego había que dejar que Valentina hiciera su magia para incorporar la trompeta. En kriptokosmos hemos continuado con ese sistema, un poco propiciado también por las dificultades de los últimos tiempos a la hora de juntarnos. A pesar de eso, una vez que tenemos una canción que nos gusta, la tocamos varias veces en el local, donde cada uno colorea un poco su parte para acabar dando el toque final con el que grabamos.

¿Qué instrumentos y equipos utilizáis para crear vuestra música?

Tenemos una instrumentación muy básica, consistente en batería, bajo, dos guitarras y una trompeta. Ocasionalmente recurrimos a un teclado para imitar el sonido del órgano Hammond. Y poco más. Las canciones que grabamos tenemos que defenderlas en directo y si comenzamos a añadir elementos que luego no podremos mantener en los conciertos nos da la sensación de que quedaría un trabajo que en cierto modo no sería real. Eso sí, en el primer disco nos dio por meter un coro en Korobeiniki, al estilo del coro del Ejército Rojo. Como nosotros no somos capaces de reproducir esa grandeza en directo, nos las tenemos que arreglar para que nos ayude el público. Es un momento que la gente suele recordar.

¿Cómo ha sido la recepción del público y la crítica a vuestros discos anteriores?

A nosotros nos han transmitido muy buenas críticas, tanto al escuchar los discos como al vernos en directo. Eso siempre ayuda a la hora de plantear continuar con más misiones. Cierto es que tenemos un alcance limitado, pero no desistimos en nuestro empeño. Para “Por un puñado de rublos” conseguimos involucrar a unos sellos para que se editara en Lp, cosa que ha continuado con “Kryptokosmos”. Tanto Snap Records como Ola Records y Delia Records han apostado por nosotros. Nuestra esperanza es que eso se materialice en más conciertos y más ciudades, aunque somos conscientes de que no todas las poblaciones poseen un aeródromo adecuado para recibir nuestra cápsula Soyuz.

Jaime Jimeno "The Gagarins"
Jaime Jimeno «The Gagarins»

¿Cómo os habéis adaptado como banda a la situación actual de pandemia?

La pandemia supuso un parón para todos. A nosotros nos cogió con tres conciertos pendientes que no pudimos hacer, aunque algunos los pudimos recuperar más adelante. Además, en esos momentos y por cuestiones laborales, sufrimos la baja del camarada Kavernikov y nos costó encontrar otro especialista de misión que pudiera unirse a la tripulación con las exigencias que requiere el puesto. Aunque la pandemia ya parece que quedó atrás, nosotros notamos que la escena aún padece las consecuencias. Muchas salas de conciertos no pudieron resistir y en otras las condiciones son inasumibles. Luego están las que directamente ni contestan. Y por último, aunque para nosotros lo más importante, aquellas a las que llevamos nuestro espectáculo.

¿Tenéis planes de realizar una gira o presentaciones en directo de «Kryptokosmos» próximamente?

The Gagarins no hemos llegado a parar al completo en ningún momento. Ni tan siquiera en el año de pandemia nos quedamos sin tocar. Ahora tenemos unas fechas cerradas por distintas salas de la península, a las que esperamos añadir otras nuevas. Somos una banda que se puede disfrutar desde casa y en los pub y discotecas, aunque nuestro show trasciende lo musical y solo puede apreciarse al completo si se ve en directo.

¿Cómo te describirías a ti mismo como músico y productor dentro de The Gagarins?

Como productor, trato de respetar la esencia de la canción que grabamos, tanto con The Gagarins como con otras bandas con las que he trabajado. En el caso de The Gagarins, me beneficio del hecho de que ya hay un trabajo de preproducción, por lo que llego al estudio con las ideas bastante claras. Una vez ahí, se trata de tomar decisiones acerca de los micrófonos a utilizar, amplificadores, guitarras, efectos. Algún pasaje que podemos doblar, una melodía que podemos añadir… Como decía, la mayoría de las canciones suelen estar bastante encaminadas al entrar al estudio, aunque hay algún caso en el que ni mis propios compañeros de tripulación esperaban obtener un resultado como el que se ha conseguido. Me viene a la cabeza “Kiki en el Kremlin”, que no tuvo tanto recorrido de local y me permitió llevarla hasta donde yo estimé. Como músico, pues trato de llevar mis partes de la mejor manera posible. En The Gagarins somos dos guitarristas y procuramos repartirnos el trabajo para que en el resultado quede una mezcla compacta. Uno hace un riff mientras el otro lo refuerza, alternamos los solos…

¿Cuáles son vuestros planes a futuro como banda?

¿Pisar Marte por primera vez?

Jaime Jimeno "The Gagarins"
Jaime Jimeno «The Gagarins»

https://thegagarins.bandcamp.com/album/kryptokosmos

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