Empecemos por lo principal, ¿quién es Michel García?
Me llamo Michel García. Nací en Mieres (Asturias) hace cincuenta y ocho años.
¿A qué edad empezaste a escribir? ¿Cómo nace esa necesidad de plasmar en un papel lo que se te pasa por la cabeza?
Me sedujo la lectura desde muy pequeño, y me fui acostumbrado a poner en un papel lo que iba pasando en mi vida y lo que mi mente fantaseaba. Aún así, hasta los cuarenta y tantos no comenzó a convertirse en un hábito cotidiano que me permitió dar rienda suelta a mi gusto por la sensualidad, la provocación y las relaciones entre seres con almas apasionadas.
¿Qué es lo que más destacarías de tu obra más reciente?
Es un relato donde la fantasía, la magia y las leyendas se mezclan con la realidad haciendo que los personajes actúen y se relacionen con naturalidad dejando que las emociones y los sentidos se alboroten. Intento conseguir que el lector se sienta protagonista y se deje llevar disfrutando de la historia.
Hablemos ahora un poco sobre ti. ¿Crees que ahora los escritores lo tenéis más fácil para triunfar gracias a las redes? ¿O que precisamente eso hace que haya más competencia y cueste más diferenciarse?
Creo en las redes sociales y en el inmenso escaparate que suponen para darse a conocer y llegar a más público. Es cierto que la competencia está ahí, al igual que en todos los apartados de la vida, y más cuando acabas de aterrizar en el grandioso mundo literario. Pero no me asusta. Es algo con lo que convivir apostando por lo tuyo.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
No podría elegir un autor, ni un libro, ni una película, ni una canción. Son tantos los que tienen un gran significado que se me hace imposible destacar qué o quiénes me han inspirado.
¿Dónde se puede conseguir tu libro?
Mi segundo libro LA CABAÑA DE LA MOLINERA está disponible en Amazon, fnac, La Casa del Libro, el Corte Inglés y en la propia editorial Círculo Rojo.
Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?
Y por supuesto, puestos a recomendar, nada mejor que este relato que yo considero un cuento para niños grandes. Algo que realmente necesitamos. Pienso que estamos faltos de ilusiones que nos saquen una sonrisa.