Tu novela «Josefa y su Aquelarre» está ambientada en la época de la Inquisición. ¿Qué fue lo que más te atraía de esa época y cómo lograste darle vida a ese contexto en tu obra?
La época en sí la empecé a trabajar después de conocer a nuestro personaje principal, Josefa. Al ser un personaje real con el cual yo tenía claro que iba a trabajar, tenía que moverme, obviamente, por la época y los sucesos que a ella le ocurrieron y es ahí donde aparece la inquisición. Atraerme, como tal, todo y más si se basa en mi tierra, Extremadura. Amo la Edad Moderna pero no obstante te diré que, si Josefa se hubiese movido en otros sucesos de la Historia, hubiese trabajado con ellos pues lo único que tenía claro, era el personaje.

La protagonista, Josefa, es una mujer valiente que se enfrenta a un poder opresivo. ¿Qué fue lo más desafiante al crearla como personaje, y qué quieres que los lectores aprendan de ella?
Josefa ha sido un personaje que me ha puesto las cosas muy fáciles, no me ha resultado complicado en absoluto llevarla por los diferentes tramos que se narran en la novela. Ella es un personaje que denuncia, digamos, las injusticias de la época, que no es conformista ni sumisa y eso es algo que se puede aplicar en infinidad de situaciones en la vida real. Sí que es cierto que, dentro de esa valentía, gallardía o como se quiera llamar a la actitud que desempeña nuestro personaje también tuve que atenerme a una época difícil y más, siendo mujer.

Como amante de la historia del arte, ¿cómo influye tu carrera en la creación de tus historias? ¿Te ayuda a visualizar de manera diferente los escenarios o los personajes que construyes?
Pues en mi caso ha sido totalmente diferente puesto que me inicié en la carrera al terminar el libro, no obstante, he tenido una información bastante extensa y rica de manera autodidacta para poder llevarla a cabo, es por eso por lo que tuvo una duración de dos años puesto que yo quería que todo estuviese lo más correcto posible. Soy una lectora incansable desde hace muchos años y eso también me ha abierto muchas puertas a la hora de documentarme o saber muchas de las cosas que hoy conozco y que ahora, en la carrera, las disfruto mucho más. No obstante, te diré que el hecho de vivir cerca de los escenarios que se desarrollan en la novela me ha hecho el poder desplazarme a los mismos cada vez que me era necesario para intentar mimetizarme lo máximo posible a los sucesos que yo describo e intentar entenderlos en primera persona y eso, a la hora de transmitirlos al papel, se nota.

Sabemos que vives entre dos localidades de Extremadura, ¿cómo crees que el entorno en el que vives ha influido en tu escritura y en la construcción de tus tramas?
Ha influido mucho y muy ricamente. Como ya he dicho antes, el hecho de estar cerca de los escenarios me ha hecho poder desplazarme a los mismos cada vez que tenía la necesidad de hacerlo y aunque, obviamente, han pasado unos cuantos años desde la fecha en la que se desarrolla la novela a el día de hoy, las estructuras en bruto de los edificios que yo necesitaba estaban ahí. En Extremadura tenemos pueblecitos que parecen aún encapsulados en el tiempo y eso también me ha ayudado mucho a la hora de diseñar la estética de muchos lugares.

En «Josefa y su Aquelarre», el misterio y la lucha contra el poder se combinan en una trama cargada de tensión. ¿Qué aspectos de la historia te resultaron más complejos de desarrollar?
Me atrevería a decirte que ninguno. He escrito esa historia de manera tan íntima, tan tranquila, tan implicada en lo que estaba haciendo que no he tenido, digamos, problemas a la hora de llevarla a cabo en ningún tramo. Sí que es cierto que unos días estás más inspirada que otros, pero si tuviese que evaluar el conjunto te diría que lo que más quebraderos de cabeza me dio, fue el final, pues estuve mucho tiempo debatiendo hasta que encontré el que consideré “el final”.

La autora galardonada con el Premio Círculo Rojo 2024.

Como autora que está comenzando a hacerse un nombre, ¿qué desafíos encuentras a la hora de vivir del arte y cómo mantienes la motivación para seguir adelante?
Pues hay una cosa curiosa y es que, en ese sentido, yo no pienso en el futuro sino que disfruto del presente día a día, me explico. Amo la Historia en todas sus variantes, pero actualmente yo tengo mi vida “estructurada”, tengo un trabajo estable desde hace muchos años y el hecho de sacarme la carrera de Historia es por el mero placer de disfrutarla. Si el día de mañana llegase a dedicarme a algo en referente a la misma yo sería increíblemente feliz, pero si no lo hago y continúo con mi vida, también. No es lo mismo hacer algo por obligación o presión que por el simple placer de hacerlo.

En tu obra, los personajes como Moisés se enfrentan a dilemas profundos. ¿Cómo logras conectar emocionalmente con ellos y transmitir esa tensión interna al lector?
La conexión que yo he creado con esos personajes es tan fuerte que hasta los considero físicamente reales y de mi pertenencia. Siempre que me hacen una pregunta similar me río porque creo que la gente no es capaz de entender lo que yo quiero decir. Es tanto lo que yo he vivido con ellos en esos dos años que han estado solo dentro de mi cabeza que una vez que los he “dado a conocer”, es como si una parte de mí se hubiese ido con ellos. Y del mismo modo que yo he creado la conexión con ellos también la he creado entre ellos mismos y eso, a la hora de transmitirlo, se nota. Cuando mi libro era solo un borrador, en todo momento tenía la sensación de que los personajes estaban casi dotados de vida propia, pero pensé que serían solo sensaciones mías por todo lo que yo había vivido con ellos. Ha sido después, cuando muchos de los lectores han coincidido en lo mismo que yo he sentido cuando me he dado cuenta de que es así.

Para finalizar, ¿qué consejo le darías a alguien que quiere seguir tus pasos y lanzarse a escribir una novela histórica o de misterio?
Hace mucho tiempo que yo dejé de preguntarme si sería o no capaz de hacer esto o aquello y créeme cuando te digo que la vida me va mucho mejor así. Hay que intentarlo siempre y únicamente cuando veas el NO en todas sus formalidades, desiste, pero mientras haya una mínima posibilidad, inténtalo.

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