• Mª Pilar, tu primera obra impresa es una crónica novelada sobre tu bisabuelo y otros represaliados del franquismo. ¿Qué te motivó a contar esta historia ahora?

En realidad no fue algo premeditado sino fruto de una conversación casual con una tía mía, también nieta de mi bisabuelo. Me enseñó un folio del Archivo Militar Territorial Segundo de Sevilla que era un resumen desde que lo detuvieron en abril del 39 hasta que murió en junio del 41. Un folio.

Fue como una sacudida. Entonces me di cuenta de que había pasado durante ocho años, mientras estuve en el instituto de Jaén, delante de la cárcel donde él estuvo preso y de que  nunca me había preguntado por qué lo encerraron, qué había hecho, qué había pasado… Y empecé a preguntar y a pedir información. 

Al jubilarme, he tenido tiempo de buscar información, de estructurarla y de darle forma de crónica novelada.

  • La historia de Francisco Merino es una más entre miles de historias silenciadas. ¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentaste al investigar y documentar estos hechos?

El mayor desafío fue el silencio espeso que sobre él siempre había rodeado a mi familia, y descubrir todo el horror que encerraba su historia. Un horror que se nos había ocultado pues todos hemos escuchado hablar de los campos de concentración nazis. Todos hemos oído hablar de Auschwitz o Mauthausen pero nunca de los miles de campos de concentración y exterminio que el régimen de Franco creó en España. Por eso esta historia encierra otras miles de historias calladas, ocultas y encerradas aún hoy. Y por eso necesitamos conocerlas para dignificar la vida y la muerte de todos los que las sufrieron, cuyo delito fue defender la democracia y el régimen legalmente constituido antes del golpe de estado del 36.

  • Como docente y escritora, ¿cómo crees que tu labor educativa ha influido en tu forma de abordar la escritura de esta obra?

La literatura se acerca a los temas desde el contexto histórico, social y político, tanto como desde el punto de vista personal e íntimo. Un texto literario siempre es fruto de su tiempo además de ser universal. Nos podemos sentir concernidos e incluso identificados con una obra del siglo XVI o de los clásicos grecolatinos. 

Y lo hace mediante la emoción y la empatía porque sea cual sea la época que nos toca vivir, la época en que se escribe una obra, las emociones y los sentimientos que se expresan nos unen más allá de modas y costumbres, nos identifican y las hacemos nuestras.

  • Escribir sobre temas tan personales y dolorosos puede ser una experiencia intensa. ¿Qué sentimientos te acompañaron durante el proceso de escritura de este libro?

El sentimiento más intenso fue sentir como propia la tristeza, la pena y la desolación de mi abuela, hija de Francisco. Conforme avanzaba la historia y me iba  informando sobre la represión y la crueldad de los vencedores de la guerra sobre los vencidos, las condiciones infrahumanas a las que los sometían, sentía un dolor tan intenso que a veces me sentía paralizada. Pero decidía continuar como un ejercicio de voluntad porque es necesario dignificar la memoria de los que sufrieron la represión del régimen de Franco. Es necesario reivindicar justicia y reparación.

  • La literatura tiene el poder de preservar la memoria y educar a las generaciones futuras. ¿Qué esperas que los lectores aprendan o reflexionen tras leer tu libro?

Espero que lleguen a conocer una Historia reciente que, a los de nuestra generación, se nos negó. Por eso pretendo hacerla llegar a institutos para que nuestros jóvenes sepan de dónde venimos, todo lo que se luchó por lo que hoy tenemos como algo gratuito y que apenas valoramos. Hay que seguir luchando día a día por los valores democráticos porque se pueden perder si no lo hacemos.

El libro está dedicado a mis nietos para que se preserve la memoria, para que sepan que nosotros somos porque ellos fueron, que ellos lucharon por la dignidad, por la justicia, y que sufrieron cárcel en condiciones infrahumanas sólo por defender sus ideas porque nunca participaron en la guerra.

  • El título de tu libro es bastante evocador. ¿Podrías contarnos un poco más sobre la elección del título y su significado para ti y tu familia?

Mi bisabuelo era de Pegalajar, un pueblo a unos veinte kilómetros de Jaén, cercano a Sierra Mágina. Un pueblo dedicado a la agricultura, sobre todo el olivar, y que se enorgullece de su “charca”, una gran extensión de agua en el centro del pueblo  que lo abastece  y que lo identifica.

En ese pueblo y junto a esa charca nació y vivió Francisco, en una tierra caliente. Esa era la extensión de agua más grande que vio a lo largo de su vida. Y, sin embargo, fue a morir en la ría de Vigo, en la isla San Simón, junto a unas aguas frías con olor a sal, sufriendo un viento helado. Como todos los que llegaron allí, sufrió hambre, enfermedad, castigos, vejaciones… No pudo soportar el primer invierno y murió solo, lejos de su tierra, de su familia, de sus raíces, y sin calor de nadie y sin consuelo. Transterrado como la mayoría de los que llevaron a esa isla, la mayoría viejos. Realmente fue un campo de exterminio porque allí los llevaron a morir. No había necesidad de hornos crematorios para que durante el año 1941 murieran una media de 15 “vellos” al día.

  • Este es tu primer libro impreso, pero mencionas que has escrito poemas y relatos antes. ¿Tienes planes de publicar más obras en el futuro? ¿Quizás una colección de esos escritos previos?

Mi padre nos inculcó el placer de la lectura y eso, junto a mi trabajo como profesora de Lengua y Literatura, lleva irremediablemente a escribir. Y he escrito algunos relatos, algunos poemas que están dispersos en cuadernos guardados en un cajón. Tengo en mente una historia pero todavía no tiene forma definitiva.

No sé si algún día me dedicaré a buscar y ordenar lo que he ido escribiendo…

  • Vivir del arte y la literatura no siempre es fácil. ¿Qué consejos darías a otros escritores que están comenzando y quieren ver sus obras publicadas?

Escribir surge de la necesidad de expresar sentimientos, emociones, ideas, recuerdos, historias… Es una tarea silenciosa en la que te aíslas para encontrar las palabras y la forma. Muchas horas y muchas lecturas y relecturas. No es fácil sentirse completamente satisfecha con lo que se ha escrito. Lo importante es querer comunicar, que otras personas que quizá no conozcas ni puedas llegar a conocer, lean lo que ha nacido en la intimidad de una habitación.

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