¿Qué lo inspiró a escribir una historia sobre vampiros en la Valencia de finales de los años ochenta?
Fue el recuerdo de una escena vivida en una de las discotecas nocturnas de Valencia, creo recordar que sería a finales de 1988 o principios de 1989. Esa imagen estaba representada por un reducido grupo de amigos que, por su apariencia, se semejaban a los clásicos vampiros. La idea no era, en absoluto, descabellada. Un grupo de vampiros podían convivir perfectamente en este ambiente nocturno y pasar desapercibidos. Pocos segundos después, la consideré absurda. Hasta que hace poco, retomé el proyecto de crear una historia original, pero sin olvidar la esencia del mito clásico del vampiro.
¿Por qué decidió que la protagonista, María, fuera una vampira condenada?
Los vampiros, desde nuestro punto de vista, son seres condenados a vivir una vida que, en el fondo no quieren pero que asumen como valida. Evidentemente, sobrevivir en la oscuridad está sujeto a una serie de fases que pueden ir, desde la satisfacción al principio como seres superiores, a la repulsión, al término de sus vidas. Un final nada agradable.
¿Qué retos enfrentó al escribir sobre un personaje que se encuentra en una situación tan complicada como María?
Tras arduas discusiones decidimos que una mujer como María, siendo una vampira, daba una imagen clásica más seductora que la de un hombre como protagonista. Es decir, una persona, en apariencia débil, que convive con una contradictoria alma oscura. Es un personaje de gran fortaleza pero con graves conflictos internos. Una dicotomía en la que María no quiere ser una asesina pero que, a veces, no puede evitarlo: la fábula de “el escorpión y la rana” sería un excelente ejemplo. Una vida tan marcada por factores adversos como permanecer oculta, estar perseguida, sobrevivir o el posible trágico fin de sus días, puede perturbar la razón de cualquier persona, incluido un vampiro. Por eso, la esperanza es el último recurso para un cambio en su vida.
¿Qué papel juega la ciudad de Valencia en la trama de la novela?
Es un personaje más. Es fundamental para transmitir la imagen de la noche en esa ciudad durante este periodo tan trascendental: sus calles, sus locales de ocio, la música, las discotecas… Es “el envoltorio” perfecto que acoge este gran ambiente nocturno y que facilita la narración como un lugar de acogida perfecto a un grupo de vampiros.
¿Cómo describiría la relación entre María y su padre?
Es la persona que María quiere más en el mundo y el bastón principal que evita que su mundo se derrumbe. Es causa y efecto de su condición inequívoca como humana, más que de vampira. En su persona está depositada su esperanza para la obtención de un remedio, una vacuna que pueda revertir el virus del vampirismo y poder vivir como una chica “normal”.
¿Qué aspectos de la vida nocturna valenciana de la época quiso reflejar en su libro?
Nos pareció más natural centrarse en los aspectos más cotidianos de esos fines de semana de la “Movida Valenciana” o mal llamada después la “Ruta del Bacalao”. También, no deja de ser un simple ejercicio nostálgico de una serie de vivencias que pude presenciar. Eso sí, una vida nocturna aderezada por una interesante trama sobre vampiros.
¿Cómo decidió incorporar la búsqueda de una vacuna contra el vampirismo en la trama?
La idea de inicio que teníamos era que los vampiros no eran un “no muerto” clásico, sino que estaba vivo, con una gran longevidad pero limitado, no es eterno. Ante esta premisa biológica ante un ser vivo, tratamos al vampirismo como una enfermedad producida por una especie singular de virus. En este orden, dicha dolencia puede ser erradicada por una vacuna tan complicada de obtener como esperanzadora para María.
¿Qué mensaje intenta trasmitir a través de la historia de María?
Una idea básica de todo ser humano. Todas las personas anhelamos nuestro lugar o destino en la tierra y la consecución de una felicidad plena. Todos los obstáculos y dificultades que toca superar para obtener ese fin están basados en la esperanza, en creer que se puede conseguir.
¿Qué tan importante es para usted la esperanza como tema de su obra?
Es el punto final donde convergen todos los capítulos de la novela. María, en concreto, ya no está contenta con su vida nocturna y basa su esperanza en revertir su condición de vampira en humana, gracias a una hipotética vacuna que investiga su padre. Sin embargo, la esperanza se percibe, más o menos expresada, en el resto de los personajes. La realidad consiste, tal vez, en que todos viven unas experiencias más encaminadas a la exploración de una esperanza idealizada que a la mera supervivencia.
¿Por qué decidió incluir el regreso del “fantasma” de Leopold, el primer amor de María, en la trama?
Realmente es uno de los puntos fundamentales de la ansiada esperanza de María. El primer amor de una persona es imborrable, tanto para bien como para mal. Fue una relación que acabó trágicamente para una María enamorada. Cuando lo vuelve a ver, 150 años después, piensa que le han dado una segunda oportunidad y no quiere desaprovecharla. No pretende perderlo otra vez.
¿Cómo equilibró la oscuridad y la luz en su obra?
Fue difícil. Quisimos reflejar que en la naturaleza de los personajes nadie es tan malo ni tan bueno, es decir, ahondar en esa paleta de “grises”. Eran las circunstancias tan particulares que ocurrían en la trama las que inclinaban la balanza hacia un lado o el otro. Permiten al lector averiguar los motivos del comportamiento de los personajes sin que quiera, o se sienta identificado, pero que pueda comprender que le ha llegado a esa situación. De todas maneras, no es más que el reflejo de intentar visualizar de forma natural y cotidiana hechos excepcionales. Todos protagonizamos teatrosde “luz y oscuridad” de la manera más simple e insólita.
¿Cómo definiría el proceso de escritura de Feliz Día de Año Nuevo? ¿Tiene algún ritual o técnica que le ayude a escribir?
La verdad es que fue una nueva y agradable experiencia, placentera y también, liberadora, de la rutina diaria.
No hago nada relevante para la confección de una novela. Tan solo recojo una serie de notas y confecciono un somero guión por capítulos (a veces excluyo capítulos). Al redactar, las ideas fluyen de manera instantánea y natural modificando según me adentro en la trama. Supongo que es suerte y una gran imaginación.