En tu libro destacas la importancia del ahorro periódico. ¿Qué consejos prácticos podrías dar a alguien que quiere empezar a ahorrar de manera efectiva?
El ahorro periódico es muy interesante porque te permite ir invirtiendo poco a poco, por ejemplo, mes a mes, y es una manera de diversificar en el tiempo. Así puedes invertir, si lo haces en renta variable, comprando a diferentes precios. Pero antes del ahorro periódico, la pregunta clave es qué porcentaje voy a destinar a la renta variable y a la renta fija. Responderemos en función de nuestros objetivos, de nuestra capacidad de riesgo y de nuestra experiencia inversora. Y una vez sabiendo adonde vamos, diseñamos la estrategia: en qué productos, con qué cantidad de dinero, hasta cuándo. Otra cuestión es la del interés compuesto: dejar que el tiempo corra a tu favor reinvirtiendo los rendimientos.
Has sido reconocido como uno de los Top 50 banqueros privados por Citywire y Asesor del mes en RankiaPro. ¿Qué significan estos reconocimientos para ti y cómo han influido en tu carrera?
Siempre te gusta que te reconozcan tu trabajo; pero, sinceramente, mi mejor reconocimiento es el de mis clientes. A algunos, los conozco desde hace veinticinco años. El trato personalizado, el saber sus objetivos y sus cambiantes circunstancias, cómo les puedo ayudar, es lo que me apasiona de mi trabajo. Los premios son efímeros, lo que queda es el trabajo del día a día bien hecho, siempre poniendo el foco en el interés del cliente.
¿Podrías contarnos alguna anécdota o experiencia personal que haya influido en tu enfoque hacia la inversión financiera?
Cuando puse en marcha la oficina de Renta 4 en León, en enero de 2000, estábamos en plena “burbuja tecnológica”, en máximos de mercado. Pero en muy breve tiempo, todo empezó a caer. Estábamos captando clientes y patrimonio y veíamos cómo el patrimonio disminuía. Ahí fue cuando empecé a reflexionar sobre si hay algo objetivo en este mundo, algo que dependa de uno mismo y no de las circunstancias del mercado. Fruto de este discernimiento surgióValores en alza. Tu conducta determina tu inversión, mi primer libro de inversiones donde me centro en el “círculo de influencia” -qué depende de mí- y me olvido del “círculo de preocupación”. En concreto, estudié de manera práctica cómo la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza nos hacen ser mejores inversores.
Hablas de la diversificación como una estrategia clave en la inversión. ¿Podrías explicar por qué es tan importante y cómo los pequeños inversores pueden implementarla?
Las dos maneras de aminorar el riesgo es el tiempo y la diversificación. Al diversificar no ponemos todos los huevos en la misma cesta. Ya hablamos antes de la diversificación temporal con el ahorro periódico. También diversificamos entre renta fija -valores más conservadores como las Letras del Tesoro- y renta variable, bolsa. Y dentro de la bolsa es preferible invertir en 30 ó 40 valores que en uno o dos. Esto se puede hacer a través de Fondos de inversión donde un gestor profesional selecciona estas empresas según su precio – si están caras o baratas- y su calidad: futuros beneficios, si están bien gestionadas, si son megatendencias de futuro, si están poco endeudadas etc.
¿Qué te motivó a incluir vídeos inspiradores en tu libro y cómo crees que complementan los textos?
El verano pasado leí un libro que me resultó muy sugerente sobre los jóvenes y a la adicción a las redes sociales: Adicciones en la red: salmones, hormonas, pantallas. El autor, de vez en cuando, te invitaba a través de códigos QR a visionar un video. Pensé: ¡qué bueno! Y empecé a trabajarlo en De ahorrador a inversor. Si tienes poco tiempo, lees el artículo y te enteras. Pero si quieres profundizar, tienes la opción de ver los vídeos. Algunos son cortos, pero otros son charlas o conferencias un poco más extensas.
Como director en Renta 4, ¿cómo ha cambiado tu perspectiva sobre la inversión a lo largo de los años y cómo se refleja esto en tu libro?
Esta oficina la pusimos en 2000 y desde entonces han pasado muchos clientes. En la actualidad asesoramos a más de mil doscientos. Quizás al principio estaba un poco más perdido, pero con lo que te conté de la burbuja tecnológica, me di cuenta de que siempre depende de uno mismo el que nos vaya bien en la inversión. Intentamos desde la oficina centrar a los clientes a la inversión y que se olviden de especular pues genera adicción y los resultados son malos. Y en el campo de la inversión, que se formen, que conozcan los “sesgos cognitivos” -etiquetas que nuestro cerebro hace y que generan errores a la hora de decidir-, que tengan claro qué quieren, cuáles son los riesgos, qué productos financieros están a su alcance y que son medios para conseguir sus fines. El libro recoge artículos publicados en La Nueva Crónica de León en estos últimos cuatro años y creo que se percibe una continuidad, un enfoque de cómo entender la inversión: Slow finance, el despacito y buena letra. Como también se puede percibir en las entrevistas de tema financiero que recojo en mi web miguelangelcercas.com.
Con tu amplia experiencia en la educación financiera, ¿cuál crees que es el mayor mito sobre la inversión que necesitas desmentir?
La cultura del pelotazo. Aun hay quien piensa que la acudir a la bolsa es un juego donde puedes ganar mucho dinero rápidamente. La bolsa no es un bingo. Vas a invertir en empresas concretas, en realidades tangibles y vas a participar en su desarrollo. Estás contribuyendo al bien común, participando en la riqueza de un país, de una empresa. Es algo sano que quieras obtener rentabilidad a tu patrimonio, de una manera tranquila, estable, sin locuras. Otro mito es que la bolsa es para ricos: en Renta 4 queremos acercar a cualquier ahorrador a la inversión, con independencia de su patrimonio.
¿Qué papel juega la ética en las decisiones de inversión y cómo se puede asegurar que nuestras inversiones estén alineadas con nuestros valores personales?
La ética es fundamental. Ya te hablé antes de cómo la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza nos ayudan a mejorar nuestras inversiones. “Ser mejores para ganar más”, podría ser el mantra. La prudencia nos habla de marcarnos unos objetivos y poner los medios, pero no cualquier medio: el fin no justifica los medios. La justicia nos habla de exigir con responsabilidad, equitativamente: conocer al mercado, formarte, dejarte asesorar. La fortaleza habla de ser constante en nuestras decisiones y no dejarnos llevar por las modas del momento. Y la templanza, a poner cabeza en nuestras decisiones, a no movernos por las emociones y conocer psicología conductual. Confío mucho en la ética del trabajo: todos los días, siendo constantes, formándonos, siendo honestos con uno mismo y los demás, no echando la culpa a lo de fuera, la sinceridad. Al final, uno invierte como es, como vive, como entiende el mundo.