Juan, tu vida ha estado marcada por un entorno familiar humilde pero lleno de amor y trabajo duro. ¿Cómo ha influido tu infancia en Úbeda en tu carrera literaria?

Uno crece sin ser realmente consciente de la importancia de ciertos valores y privilegios otorgados por la vida y el entorno. Familia allegada, unidad, salud…, son algunos de ellos. En mi primera juventud tuve la fortuna de disfrutar de lugares de ocio y descubrimiento en el interior de algunos de los edificios llamados a constituirse  «tesoro para la humanidad». Todo aquello sin duda debió dejar algún tipo de poso para tiempos posteriores. No me cabe la menor duda.

Mencionas que la escritura se convirtió en una salida durante momentos difíciles. ¿Podrías contarnos más sobre cómo la escritura te ha ayudado personalmente y qué papel juega en tu vida hoy en día?

Durante aquellos momentos la escritura se constituyó en un reto, una meta lejana que me propuse cumplir etapa a etapa. Dejando cada día algo escrito, algo ideado o algo investigado. Sabedor que todo ello sin duda suponía una pequeña suma para la consecución del reto final y que no era otro que escribir mi propia novela.

“Los Huesos del Gato” se desarrolla en ciudades españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad. ¿Qué te llevó a elegir estos lugares como escenarios para tu novela y cómo influyen en la historia?

Ser oriundo de una de esas ciudades influyó. Prendió la mecha. El veinte aniversario de su declaración para la ciudad que me vio nacer, y el sin duda mágico escenario de estas quince ciudades como marco de una trama novelesca, se prestó para el resto.

Aunque de forma trágica (no olvidemos que la novela narra entre otros, los crímenes perpetrados por un asesino) en los capítulos dedicados a cada una de las ciudades nacionales declaradas Patrimonio de la Humanidad, el lector podrá viajar a cada uno de dichos enclaves. Podrá aprender o recordar cuestiones de su historia y particularidades. Y sin duda, ninguno de esos «viajes ficticios» le dejará indiferente.

El tema de la salud mental parece ser una preocupación central en tu obra. ¿Por qué decidiste abordar este tema y qué mensaje esperas transmitir a los lectores?

Al final de la novela, confío que cada lector cuando cierre el libro, pueda haber sacado una serie de conclusiones que le lleven a plantearse cuestiones más allá de las acciones de su personaje. A entender el origen de un mal que todos en cierta medida albergamos. Nos crece profundo, lo luchamos y, sobre todo, tratamos con no poca vergüenza y silencio. Cometiendo el error de no requerir ayuda profesional como haríamos ante cualquier otra dolencia del cuerpo.

Los primeros lectores han elogiado tu habilidad para las descripciones y la creación de suspense. ¿Cómo desarrollaste estas habilidades y qué técnicas utilizas para mantener a los lectores enganchados?

Imagino que cierta parte de esa habilidad debe ser innata, sin duda, la lectura constante y el paso del tiempo deben fomentar su potenciación, además. ¡Técnicas para tener a los lectores enganchados!: sin duda esa debe ser la piedra filosofal de un escritor (se me ocurre pensar, con cierto desconocimiento novel por otro lado). Me aventuraría a decir que, para conseguirlo, mantener un nivel de exigencia alto y constante resulta primordial. Trabajar de forma meticulosa hasta conseguir que lo que ve tu imaginación, coincida con las imágenes que evocan las palabras escritas y has utilizado para dejar plasmado eso que meramente es una idea en tu cerebro.

Juan Moreno Lorite posando para Todocultura.es

Publicar una primera novela siempre es un reto. ¿Cuáles fueron tus principales miedos al lanzar “Los Huesos del Gato” y cómo los enfrentaste?

Honestamente tengo que reconocer que no sentí ningún temor al lanzar mi novela. Las incertidumbres pudieron surgir en el trayecto de creación. Pero una vez concluida. Cuando el resultado final ya estaba plasmado en un simple documento de texto albergado en el escritorio del ordenador, no sentí el más mínimo temor. El reto era crear algo que yo reconociese como bueno. Y claro, por supuesto, materializarlo en forma de un libro. La aprobación, reconocimiento o alcance de la novela, sinceramente: me resultaba, y me resulta, a día de hoy, indiferente. El reto fue conmigo o, contra mí mismo (como quiera entenderse). Y lo superé con creces.

En tu biografía mencionas una “inquieta intranquilidad” que te llevó a escribir. ¿Podrías compartir algún momento específico en el que sentiste esa necesidad imperiosa de plasmar tus ideas en papel?

Esa «inquieta intranquilidad» surge y aparece de las formas más caprichosas que puedas imaginar. El primer paso sin duda, es como el deseo de alguien a querer saltar en paracaídas por primera vez. Cuando enfrentas el deseo a la sensación de altura y el cierto temor a la incertidumbre de la  caída. Dado el primer paso, te sumes en unas reglas de juego muy particulares y donde no siempre eres tú quien las impone. Eso quiere decir que, si una noche a las tres de la madrugada despiertas con una idea sobrevenida por «inspiración pseudodivina», no te queda otra que salir disparado al teclado a dejar escrito eso que, por otro lado, aprendes es efímero en esa clarividencia combinación de palabras y expresiones que hacen de una expresión, narración, o descripción, un acto magistral. Otras veces, bien caminando, bien en cualquier lugar inesperado, cualquier estímulo tiene la facultad de despertar otra ocurrencia que obligatoriamente te hace tirar del teléfono móvil o cualquier otro medio donde dejarla anotada. Y de ese modo te sumes en un particular enredo con algo que se te ha metido hasta la mismísima médula y se ha convertido en una sensación gratamente adictiva.

¿Cómo ha sido tu experiencia viviendo en diferentes ciudades de España y cómo crees que ha influido en tu escritura y perspectiva artística?

Esto es un tópico, pero resulta cierto y oportuno para responder esta cuestión. Viajar; conocer otros lugares; otras gentes y formas de vida: enriquece. Aunque para el caso sea cambiar de barrio. Haz la prueba a salir de tu entorno unas manzanas, a cambiar de lugar de paseo o de compras simplemente. O, sumérgete en la línea circular del metro en hora punta y presta atención a cuanto te rodea. Detente ante el músico anónimo y casi invisible que acapara algunas monedas en un pasillo eterno recorrido por la prisa. Todas esas vidas ajenas y sus gentes, todos los lugares nuevos. Cada pequeña insignificancia se convierte en una fuente de inspiración y motivación si tan solo te tomas el tiempo necesario para captar parte de su esencia.

Deja una respuesta