«El padre de la hija de Medea» juega con el concepto de historias dentro de historias, como las muñecas rusas. ¿Qué te llevó a estructurar la novela de esta manera y cómo influye en la experiencia del lector?

La idea era ir relatando las dos historias de forma paralela, de forma que desde el presente vaya aflorando el pasado

La novela comienza con el reencuentro de Olmo y María, personajes con un pasado en común. ¿Qué puedes contarnos sobre la evolución de estos personajes y su relación a lo largo de la historia?

La relación de Olmo y María es un amor que surge desde los primeros encuentros, pero que las circunstancias que vive Olmo y su partida de Buenos Aires impiden su desarrollo hasta que se encuentran en un contexto y unas circunstancias mas propicias

Has reinterpretado la tragedia de Medea en tu obra. ¿Qué aspectos de esta tragedia clásica te parecieron más relevantes para trasladarlos al siglo XX?

Fue la vigencia actual del delito de vicaría al que lleva la locura que puede provocar el despecho. Medea sigue presente en nuestro día a día

El tema de las relaciones de pareja y su evolución a lo largo de la vida es central en tu novela. ¿Qué querías explorar acerca de estas dinámicas y sus complejidades?

Precisamente eso, la evolución de las relaciones de pareja a lo largo de la vida. Los diferentes y hasta contradictorios sentimientos, inimaginables al principio, que surgen a lo largo del tiempo.

Hay una clara contraposición de personajes femeninos: María, Ariadna, Libertad y Begoña. ¿Qué simbolizan estos personajes y cómo contribuyen a la narrativa general de la novela?

Begoña simboliza, obviamente, a Medea. María es el renacer del amor. Libertad es la víctima principal de esta tragedia. Y Ariadna es la sustituta, imposible, de Libertad

José Luis Santos, autor de la obra.

¿Cómo fue el proceso de investigación para capturar la esencia del siglo XX en tu obra y cómo esta época afecta a los personajes y su desarrollo?

No fue necesario proceso alguno de investigación, pues ya conocía a fondo la historia y costumbres del siglo veinte en la ciudad ambientada. Todos somos, inevitablemente, producto del contexto histórico en el que se desarrolla nuestra vida.

El título, «El padre de la hija de Medea,» es muy evocador. ¿Cómo surgió y qué significado tiene en relación con el contenido de la novela?

Sencillamente, yo me pregunté: ¿Quién es Olmo?, y me dije: “El padre de la hija de Medea”, que deja muy claro la tragedia que encierra la novela

La novela aborda temas actuales como la justicia y la desigualdad de género que aparecen frecuentemente en los juzgados. ¿Cuál es tu opinión sobre estos temas y cómo esperas que impacten a los lectores?

En lo referente a la justicia nos queda un largo camino por recorrer, y mi opinión sobre la igualdad queda de manifiesto al llamar a la hija de Olmo Libertad, ya que, igualmente, queda un largo camino para la igualdad.

Como escritor, ¿qué desafíos enfrentaste al reinterpretar un mito tan poderoso como el de Medea en un contexto más contemporáneo?

No hubo desafío. Yo conocía muy bien la tragedia de Eurípides y últimamente aparecían con demasiada frecuencia, en los medios de comunicación, la utilización de los hijos por parte de uno de los progenitores de los hijos para vengarse de la pareja. Y si bien es más frecuente en los hombres cuando se trata de violencia, cuando hablamos de manipulación sibilina e muy frecuente que sea la mujer la que caiga en el delito de vicaría.

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