• ¿Qué te motivó a escribir «CLIMA Y METEOROLOGÍA FÁCIL»?

“Clima y Meteorología Fácil” es el desarrollo de un libro anterior, y más o menos reciente, que distribuí entre amigos y conocidos de los que he aprovechado comentarios y críticas. 

Sobre todo, he vuelto a insistir en el gran desconocimiento, de todo el mundo, de la ley más importante de la naturaleza, que es el ciclo del agua y de la cantidad de la energía que mueve ese ciclo, que es la gran desconocida y que es fundamental para la estabilidad del clima en la Tierra.

  • Mencionas que abordas conceptos revolucionarios pero naturales. ¿Podrías dar un ejemplo de uno de estos conceptos que exploras en tu libro?

Sí, claro, tan natural como “que la lluvia viene de la lluvia” y que no la traen los americanos en contenedores y la sueltan para que caiga en nuestros campos. La lluvia solo puede llegar de la lluvia, del ciclo del agua, del ciclo de la lluvia en los continentes y en el mar, y que, si interrumpimos ese ciclo, como si interrumpimos cualquier otro, deja de ocurrir algo con frecuencia, en este caso deja de llover. Es algo revolucionario, ¿verdad? Pues no se entiende, o no se quiere entender.

Cuando hablo de esto, las preguntas inmediatas son: ¿Entonces no regamos los campos? ¿Pero la lluvia no viene del agua de los mares y de los océanos? 
Pues no, no es así. Donde no hay ciclo, no llueve aunque haya mar.

  • En tu trayectoria como piloto y experto en meteorología, ¿cuál ha sido la experiencia más memorable que te ha inspirado para este libro?

Sin duda alguna, la experiencia más memorable fue cuando trabajé en Canarias haciendo llover. Allí utilizamos la pulverización de unas sales en la base de las nubes para que al condesar las gotitas de vapor de agua se liberara una energía tan grande que hacía que esa nube, en la que no parábamos de dar vueltas, que solo esa nube tratada, creciera y que, al llegar a la isla, se estrellara contra las montañas de Gran Canaria, rompiendo la inversión de los alisios, permitiendo la entrada de humedad a las capas altas de la atmósfera y haciendo llover.

En las islas de Canarias, donde no hay montañas no llueve y donde hay montañas muy altas, llueve con regularidad porque esas montañas tan altas rompen la inversión de los vientos y facilitan la precipitación.

Juan Antonio Ortega Núñez. Autor de la obra.
  • ¿Qué impacto esperas que tenga tu libro en la forma en que las personas entienden y perciben el clima y la meteorología?

Me gustaría que tuviera un impacto importante, porque es esencial que no sigamos equivocando las causas del acelerado cambio del clima y que pudiéramos aplicar las soluciones correctas, aunque creo que vamos muy tarde y que ya, casi, no tiene solución, porque hemos matado todos los ríos del mundo, de los que dependía cada clima.

  • ¿Qué consejo darías a los jóvenes interesados en seguir una carrera en meteorología o aviación, basándote en tu propia experiencia?

A ver, la aviación ha cambiado mucho desde que yo empecé. Piense que algunos de los aviones que yo he volado, están en los museos. Hoy la aviación es otra cosa, porque ha perdido mucho del factor humano, aunque sigue siendo apasionante, sobre todo cuando hay que hacer un aterrizaje en condiciones extremas de viento y lluvia, que es lo más divertido, y donde la tecnología, de momento, se ve superada.

Con respecto a la meteorología, pues yo les diría a los jóvenes, que adelante, pero que aprendan fuera de los cauces oficiales, de esos que se empeñan en seguir manejando conceptos antiguos y primitivos de borrascas y anticiclones, de cuando solo había veletas y barómetros para estudiar la atmósfera y, sobre todo, que se alejen de esos meteorólogos, catedráticos y científicos del clima, que hablan de emisiones a la atmósfera, porque están totalmente equivocados. Nada se queda en la atmósfera. Y si no, que les pregunten a los volcanes.

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