¿Cómo surgió la idea de combinar la pasión por el fútbol con la literatura en “Hoy jugamos nosotros”? ¿Fue un proceso natural o una inspiración repentina?

La idea fue el resultado de la unión de dos de las aficiones que más satisfacción me producen. En consecuencia, se podría decir que fue una inspiración fruto de un proceso natural.

En “Hoy jugamos nosotros”, narras las experiencias de un equipo de fútbol conformado por personal administrativo y profesores universitarios. ¿Qué aspectos de la vida real inspiraron estos personajes y situaciones?

Los personajes y las situaciones narradas están basados en hechos reales. Lo que he hecho con este libro es envolver la realidad con pinceladas de ficción para poner en contexto al lector y hacer que lo que cuento sea más atractivo.

¿Cuál crees que es el mensaje principal que los lectores pueden extraer de las crónicas de los partidos que relatas en tu obra?

No hay un mensaje concreto que haya querido enviar, aunque a lo largo de las páginas del libro aparecen muchos temas. Lo que he pretendido, sobre todo, es entretener y divertir y si de paso, hago pensar al lector, miel sobre hojuelas. No obstante, si tengo que elegir un mensaje de la obra me decantaría por el aspecto lúdico de la vida, por el disfrute al margen de las desgracias que acompañan nuestro paso por ella. Bueno y, claro está, por el deporte en equipo y todos los valores que surgen de su práctica.

Como licenciado en Derecho y con una carrera profesional desarrollada en la Universidad de Valencia, ¿cómo influyeron tus experiencias académicas y laborales en la creación de “Hoy jugamos nosotros”?

Desde que me matriculé por primera vez en la Universidad de Valencia hasta hoy mi vida ha girado en torno a esta institución cinco veces centenaria. En ella me he formado académicamente, he desarrollado mi vida profesional y me he encontrado con compañeros y amigos que me han empujado a ser mejor en todos los sentidos. En consecuencia, la influencia ha sido absoluta tanto en mi vida como en todo lo que narro en el libro.

Javier Mora. Autor de la obra.

 “Hoy jugamos nosotros” aborda temas más allá del fútbol, como el compañerismo y el amor por la vida. ¿Cómo lograste equilibrar estos aspectos con la narrativa deportiva en tu obra?

No sé si he logrado ese equilibrio o si siquiera existe. No lo he pensado de esta manera. Simplemente son elementos que he utilizado porque me son cercanos y convivo con ellos a diario.

La obra tiene un tono humorístico y utiliza un lenguaje que recuerda al periodismo deportivo. ¿Qué te llevó a elegir este enfoque para contar las historias de los partidos?

El humor me surge de forma natural. Me resulta muy difícil no ver una parte cómica en cualquier situación. Por otra parte, el periodismo deportivo no cesa en su empeño de innovar en el lenguaje con nuevas expresiones y metáforas, a veces tan extravagantes que producen situaciones surrealistas. En este contexto, el tono humorístico y los términos y expresiones de los periodistas deportivos se dan la mano y compaginan perfectamente con la intención que tenía al escribir.

En relación con tus influencias literarias, ¿hay algún autor o género en particular que haya inspirado tu estilo narrativo en “Hoy jugamos nosotros”?

No me he fijado en ningún estilo ni en ningún autor para abordar la narración del libro, pero mis gustos literarios tienen dos claros referentes: la literatura clásica española y el realismo mágico. Si queremos personalizar, estaríamos hablando por un lado de Cervantes y por el otro de Juan Rulfo y Gabriel García Márquez. Fuera de este marco, Camilo José Cela también es un escritor al que he admirado siempre. Puede ser que, aun de forma inconsciente, haya algo de estas influencias que se pueda entrever en mi estilo narrativo.

Finalmente, ¿cómo describirías la experiencia de escribir “Hoy jugamos nosotros” en comparación con tu carrera profesional en el ámbito del Derecho y la Universidad de Valencia? ¿Crees que ambas facetas de tu vida se complementan de alguna manera en tu obra?

Escribir para mí no es un medio de vida, es un placer, una manera de expresarme, de mostrarme a los demás. Por tanto, las dos facetas se complementan porque son diferentes y forman parte de mi vida. La experiencia, pues, ha sido fantástica y si el lector acaba satisfecho, sería un sueño cumplido.

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