• Qué te inspiró a escribir tu novela, y cómo surgió la idea original que mencionas que estuvo creciendo en tu interior durante más de quince años? 

Haciendo memoria, creo que el origen remoto va aún más atrás que quince años, probablemente será hace 35 años o más, cuando siendo todavía estudiante universitario vi un documental sobre el gansterismo en USA. En el programa se comentaba el asesinato y posterior funeral de un gánster irlandés del inicio de la Ley Seca, Dion O’Bannion (AKA el Florista), y daban como detalle curioso (además de la asistencia al funeral del alcalde de Chicago, gobernador de Illinois y un desfile de policías a caballo), que fue enterrado en un ataúd de plata. Inmediatamente pensé: ¿No habrá tentado a los ladrones de tumbas? E igual de inmediatamente me respondí: No … porque se hizo enterrar armado … A partir de ahí, lo dejé estar, hasta que como ejercicio de estilo me puse a escribir lo que iba a ser un relato corto de terror … que claramente se me ha ido de las manos.

  • ¿Cómo influyó tu infancia y experiencia con el bullying en tu carrera como escritor y abogado? 

Para que se me entienda, el bullying no era algo que sufriese yo más que otros porque mi físico o personalidad provocara a los matones; el colegio de mi infancia creía en la disciplina física a los alumnos, que éramos culpablñes hasta que se demostrara lo contrario;  de hecho yo diría que no había más que un par de profesores que no pegaban a los chicos – esa es otra, todos los alumnos éramos chicos – y esos profesores, salvo uno que tenía una gran autoridad per se, eran universalmente considerados blandos. En el recreo, los alumnos básicamente nos pegábamos (el que estuviera capacitado para ello, no era mi caso)  o perseguíamos a uno para meterlo en la fuente o asistíamos a alguna pelea entre alumnos particularmente “gallos”. En ese ambiente, cuando tu físico no te permite imponerte, debes salir del paso con labia … y eso acaba creando una deformación intelectual, supongo que terminar en la abogacía es una evolución natural. 

  • El escenario de tu novela es un cementerio abandonado en la Granada rural. ¿Qué te llevó a elegir este lugar y cómo influye en la atmósfera de la historia? 

Al igual que muchos elementos de la novela, no fue fruto de una elección previa, sino que la cosa vino dada. Necesitaba un escenario inicial, un cementerio abandonado, así que busqué localizaciones … encontré uno en Granada, que me pareció un escenario adecuado, geográficamente hablando. Luego adorné aquel humilde cementerio con monumentos funerarios, algunos de otras partes de Granada, y otros inspirados en el cementerio de Getxo, que conozco bastante bien y que cuenta con una estatuaria fúnebre bastante imponente (mucho dinero de Neguri lo hizo posible). En cuanto a Granada, me dio bastante juego para hacer el contraste entre un policía que básicamente es un urbanita, y su alter ego guardia civil que es una subespecie aclimatada al mundo rural y sus peculiaridades. 

  • Has mencionado que la trama combina elementos de novela negra y cuento de horror. ¿Qué desafíos enfrentaste al fusionar estos géneros? 

Te vas a reír, pero esa es mi interpretación a posteriori … lo que iba a ser un relato corto de terror cogió una lógica y una dinámica propia e independiente de mí como escritor, simplemente cada día, al terminar el rato dedicado a la escritura, releía y pensaba: joder, qué bien me ha quedado esto …, o lo que fuera. En realidad, la idea inicial es propia de un relato de terror (ladrón de tumbas y su trágico destino), pero para darle profundidad e interés al relato necesariamente había que transformar ese hecho inicial trágico y horrible en una investigación criminal en toda regla; de ahí van surgiendo personajes que hacen avanzar el relato más allá de los dos ocupantes del panteón (ocupante y okupa, vaya …), en primer lugar el forense que interpreta la realidad que se encuentra, el policía al que el forense se confía al no poder interpretar con arreglo a parámetros racionales lo que ha experimentado, el guardia civil que representa la ley y el orden en el lugar de los hechos … y los personales que cada uno aparecen a su tiempo en el curso de las averiguaciones sobre el pasado inmediato y el remoto.

  • El tema del odio que sobrevive a la muerte es fascinante. ¿De dónde surgió esta idea y cómo la desarrollaste en tu novela? 

El odio como fuerza motivadora es desde luego muy poderoso, hasta poder anular otros impulsos primarios como el mismo instinto de autopreservación. En el caso del personaje digamos central de la novela (Berruezo), el odio, el resentimiento frente a quienes siempre le han negado lo que el cree merecer, o pretenden quitarle lo que es suyo, es una emoción que le ha poseído desde niño, desde que se ve arrojado de una existencia feliz a un despeñadero que termina en la existencia callejera, del que solo le salva la pertenencia al ejército … que finalmente también le rechaza. Por ello el odio se apodera de él totalmente, hasta ser la única guía de sus pasos; el odio al prójimo por oposición al amor al prójimo que predica el cristianismo. Es, en ese sentido, un personaje que se puede calificar de diabólico.

  • ¿Cómo equilibras tu carrera de abogado con tu pasión por la escritura? ¿Encuentras similitudes entre ambas profesiones? 

Leer mucho, cosa que hice desde muy niño, ayuda a redactar bien y a expresarse con corrección, y ahí tienes los mimbres de un buen abogado. Un abogado es, al fin y al cabo, un cuentacuentos, en el mejor sentido de la expresión; hay que convertir el posicionamiento del cliente en un relato, en un buen relato que no aburra al público (el Juez) y del que se desprenda como conclusión ineludible que el cliente lleva razón (final feliz). En cuanto al reparto del tiempo, evidentemente al iniciar esta primera novela no albergaba ningunas pretensión de éxito, sino de poner a prueba unas supuestas habilidades de relator. Por eso, y como hay que comer, el tiempo que le he dedicado a la largo de tres años ha sido el de vacaciones, fines de semana y una hora los días laborables, de 19:30 a 20:30 más o menos. Ojo, que casi todo el tiempo se me ha ido en documentarse, diría que un 80 % del tiempo, no quería poner ninguna chorrada …

Deja una respuesta