- Lucía, ‘El mundo de Floppy’ es un libro que invita a los más pequeños a explorar la naturaleza y a aprender importantes lecciones. ¿Cómo surgió la idea de crear a Floppy y estas tres aventuras?
“El mundo de Floppy” fue creado, en un primer momento, como un material didáctico de mi Trabajo de Fin de Grado (TFG). Este cuento fue leído por mi tutora de TFG, la cual me planteó la idea de publicarlo, dado que consideró que eran unas historias muy enriquecedoras y que podrían enseñar a muchos niños y niñas.
En cuanto a cómo surgió la idea del personaje, lo que me llevó a crearlo fue recordar la mascota de clase de cuando yo era pequeña, la cual también era un duende.
En cuanto a la creación de las aventuras, lo que me llevó a elegir estos 3 temas (el otoño, la granja y el mar) fue indagar sobre lo que las nuevas generaciones deberían aprender. Por ello, también consulté lo que dicta la Ley (Decreto 95/2022) sobre los saberes básicos que el alumnado debe adquirir. De ellos, he querido extraer temas a tratar como: la amistad, el trabajo en equipo o el respeto por la naturaleza.
- Tu pasión por la literatura comenzó durante la elaboración de tu Trabajo de Fin de Grado. ¿Podrías contarnos más sobre cómo ese proceso influyó en tu decisión de convertirte en autora?
Pues sinceramente, en un principio no contemplaba la idea de publicar mis historias. No obstante, viendo la acogida que tuvieron en mi ambiente familiar, académico y social, decidí enviarlas a varias editoriales. Además, como he comentado anteriormente, mi tutora del Trabajo de Fin de Grado también me animó a hacerlo. Y finalmente, después de unas semanas de espera, la Editorial Círculo Rojo contactó conmigo.
- Uno de los aspectos más destacados de ‘El mundo de Floppy’ son las ilustraciones. ¿Cómo fue el proceso de trabajo con el ilustrador? ¿Participaste activamente en el desarrollo visual del libro?
Esta pregunta es la más importante creo yo, puesto que sin las ilustraciones, las historias no tendrían sentido, ya que muchos de los pequeños lectores todavía no saben leer. Por ello, junto con Ana Belén, una artista de diez y a la que le estoy muy agradecida de colaborar en este proyecto, conseguimos imaginar y recrear cómo sería la vida de Floppy. Ella ha participado en este libro al igual que yo. Como siempre le digo, ha sido un trabajo en equipo, dado que sin cada una de nosotras, estas historias no habrían salido a la luz.
Respecto a la participación en las ilustraciones, todas estas han sido pensadas y acordadas entre las 2, dado que nuestro objetivo al elaborarlas era que los niños y niñas, solamente viendo las imágenes, pudieran conocer las historias.
- La educación infantil y la literatura parecen ir de la mano en tu carrera. ¿Cómo crees que la lectura de ‘El mundo de Floppy’ puede complementar el aprendizaje en el aula?
Fomentar el gusto por la lectura desde la infancia es imprescindible, dado que gracias a ella, los niños y niñas obtienen importantes beneficios, como la mejora de su ortografía, el fortalecimiento del lenguaje y de la comunicación; el aumento de la capacidad de concentración; el desarrollo de la memoria o la ampliación en su vocabulario.
Además, cuando los pequeños lectores se sumergen en estas historias, están participando de forma activa en ellas, siendo así un personaje más. De esta forma, los alumnos descubren y experimentan los mismos sentimientos, emociones y aprendizajes que el propio protagonista.
Concretamente, el alumnado, mediante la lectura de “El mundo de Floppy” aprenderán a ser buenas personas, tanto con sus amigos como con la naturaleza. Asimismo, estas tres aventuras van a permitir que los niños y niñas consigan un desarrollo y una maduración en su personalidad.
- A menudo se dice que escribir para niños es un gran desafío porque exige claridad y encanto. ¿Cuál ha sido el mayor reto que enfrentaste al escribir este libro?
El mayor reto que me he encontrado al escribir este libro ha sido el poder adaptarlo a todo tipo de alumnado, es decir, a todos los niveles de aprendizaje que una docente se puede encontrar en el aula. Para ello, decidí, junto con mi hermano, hacer un audiolibro como material complementario de la lectura. Mediante este, solamente con el escaneo de un código QR, los alumnos pueden ver y escuchar las aventuras de Floppy.
De esta forma, “El mundo de Floppy” puede llegar a todos los alumnos y alumnas, independientemente de las necesidades específicas de apoyo educativo que presenten, como por ejemplo, el no saber leer; o el tener algún tipo de discapacidad (intelectual, auditiva, visual…).
- Como autora joven, ¿cómo ha sido tu experiencia en el mundo editorial? ¿Te has encontrado con alguna dificultad para hacerte un hueco y vivir del arte de escribir?
Desde que empecé a trabajar con la Editorial Círculo Rojo (en febrero de 2024), he adquirido muchos conocimientos sobre el gran trabajo que hay detrás de la publicación de un libro. Cabe destacar que publicar con esta editorial ha sido una experiencia muy bonita, agradable y enriquecedora para mí. Por ello, me gustaría agradecer todo el esfuerzo, empeño y cariño que cada una de las personas, de los diferentes departamentos de la editorial, han puesto sobre mi obra, dado que sin cada uno de ellos, este sueño no hubiera sido posible.
Por otro lado, respecto a si tengo alguna dificultad para vivir de este mundo, te diría que sí, dado que solamente vendiendo libros, no puedo sustentarme económicamente. No obstante, estoy intentando darme a conocer y crecer para que, si Dios quiere, “El mundo de Floppy” pueda llegar a muchos colegios y hogares.
- La naturaleza, los animales y el respeto por el medio ambiente son temas recurrentes en ‘El mundo de Floppy’. ¿Qué importancia tienen estos temas para ti y cómo esperas que los pequeños lectores los integren en su vida cotidiana?
Estos tres temas, junto con la amistad, son los pilares fundamentales en los que se sustentan las aventuras de Floppy. Así, estas lecciones son fundamentales en mi día a día, dado que yo vivo en un pueblo muy pequeño, rodeado de naturaleza, y siempre me han enseñado a cuidarla y respetarla.
De este modo, pienso que los pequeños lectores podrían integrar los aprendizajes que Floppy enseña de varios modos: siendo buenos amigos de sus amigos, es decir, a preocuparse por ellos y estar siempre atentos a lo que necesiten; conociendo al resto de seres vivos con los que conviven (como los animales del otoño, los de la granja y los marinos) por ejemplo, a través de visitas a una granja escuela, a un parque o a un oceanográfico; y por último, cuidando y respetando la naturaleza, efectuando así acciones sostenibles en su día a día, como recoger los papeles del suelo que se encuentren en los diferentes lugares que visiten; o reciclar en sus hogares.
- Por último, ¿qué emociones te despierta el hecho de que ‘El mundo de Floppy’ esté llegando a tantos niños y niñas? ¿Tienes algún mensaje especial para los padres y educadores que leen tu libro junto a sus hijos?
Me siento muy feliz, satisfecha y agradecida de que tantas personas estén disfrutando de las aventuras de Floppy.
Por último, a aquellas familias que tengan la suerte de leer a Floppy, les diría que disfrutaran al máximo de la lectura con sus hijos/as y que la fomentaran, dado que es muy enriquecedora para estos. Además, a aquellos educadores les animaría a trabajar con Floppy en sus unidades de programación, sobre todo en aquellas relacionadas con el otoño, la granja y el verano.