Samuel, tu libro «100% Mentalidad de éxito» está lleno de consejos y reflexiones sobre cómo alcanzar nuestras metas. ¿Qué fue lo que te inspiró a escribir este libro y compartir tu filosofía de vida con los lectores?
Pues sonará demasiado a gurú motivacional, pero me movió la necesidad de querer compartir con el mundo la información, o el tipo de mentalidad, que a mí tanto me ha ayudado en la vida a lograr cosas que antes creía inalcanzables, y que también me ha ayudado a superar obstáculos y adversidades en la vida.
No pretendía hacerme famoso ni nada de eso, ni lo soy. Ni si quiera sabía si alguien querría leer mi libro. Pero yo tenía decidido escribirlo para quien pudiera resultarle útil.
Has pasado de ser soldado profesional a autor de libros sobre desarrollo personal. ¿Cómo influyó tu experiencia en el ejército en tu mentalidad de éxito y en los mensajes que transmites en tus obras?
¡Ha influido para todo! Con 30 años decidí retomar los estudios, y estudié día y noche para sacar muy buena nota en el acceso a la universidad para mayores de 25 años. Obtuve tan buena nota, que me dieron una beca para estudiar en la universidad. Emprendí mi primer negocio y siempre di el extra, incluso llegando a dormir en el suelo de mi local. Siempre me dejé el pellejo. Tuve problemas personales, me dejó mi mujer, cerré mi negocio y caí en el mundo de las adicciones. Me levanté gracias a la disciplina, superé sin ayuda esas adicciones, volví a entrenar, corrí en maratones, volví a estudiar, volví a emprender, escribí algunos libros y salí adelante. Trabajo cada día disciplinadamente mi físico y mi mente. Eso y mucho más es gracias a la mentalidad de hierro que forjé en mis años en el Ejército.
Gracias a la disciplina nunca me ahogo en un vaso de agua. Antes de volver a remontar mi vida, tuve muchos problemas, como quedarme sin coche y no tener dinero para arreglarlo. Yo trabajaba en la construcción, a 15 km de mi casa. No podía fallar en el trabajo. Necesitaba el dinero. Era pleno verano, y yo me levantaba cada mañana a las 5:00 AM para correr 15 km, trabajar 10 horas en la construcción y volverme de vuelta otros 15 km bajo el sol hasta llegar a casa. Como esa historia, tengo muchas. Es solo un ejemplo de que la disciplina es mi manera de vivir y de no morir. Es la mentalidad de hacer lo necesario, te guste o no, sea duro o no.
En tu libro, hablas de la importancia de salir de la zona de confort. ¿Podrías compartir con nosotros un momento en tu vida en el que tuviste que aplicar este principio y cómo afectó a tu desarrollo personal?
Llevo toda mi vida saliendo de la zona de confort. Nunca lo hice de manera consciente, buscando un desarrollo personal, al menos no hasta que ya fui mayor y aprendí sobre el concepto y cómo sacarle provecho. Pero siempre hice cosas que me resultaron incómodas, pero que las hacía sabiendo que obtenía algo grande a cambio: una experiencia, conocimiento, mejor estado físico…
Empecé a entrenar en gimnasios con 16 años, y siempre fui muy exigente conmigo mismo. Eso me llevó a estar siempre fuera de la zona de confort, y no me refiero solo a los entrenamientos. Ya desde esa edad leía todo tipo de libros sobre entrenamiento y nutrición humana. No quería quedarme en lo básico, quería avanzar lo máximo posible. Me metí en el ejército con 18 añitos recién cumplidos, 60kg de peso y sin haber salido nunca de casa. Sin duda, aquello fue salir de la zona de confort. Como no era de los mejores allí en cuanto a resistencia física, me iba a entrenar todas las tardes para mejorar. Empecé con poco, pero acabé corriendo unos 25 km diarios, además de los otros 15 o 20 que corría por las mañanas con mis compañeros en el ejército.
Siempre intento aprender algo nuevo, retarme a algo, física y mentalmente, tener nuevos estímulos, nuevos desafíos. Retomé mis estudios, y accedí a la universidad con 30 años. Eso también me hizo salir de mi zona de confort. Trabajé en el sector de la seguridad privada en Magaluf (Mallorca), de noche. Era una zona muy conflictiva, me sentía muy incómodo, sin duda fuera de mi zona de confort, pero no dudé en hacerlo porque quería vivir la experiencia. He hecho mil cosas, la verdad. He viajado por muchos países yo solo. Me fui muy joven a NY, y como no tenía apenas dinero, pero quería ir, fui solo con una mochila, dormí en una habitación alquilada en una casa de una zona peligrosa del Bronx, y comí en puestos callejeros o la comida más barata que encontraba en el supermercado. Era hacerlo así, o no podría haber conocido NY por aquel entonces. Ahora ya puedo permitirme otro tipo de viajes, aunque sigo disfrutando de viajar incómodo, durmiendo en albergues y pateando las calles. He viajado a todo lujo, y no es lo mismo, es más cómodo, pero no se vive la experiencia igual.
No sé, siempre hago todo tipo de cosas que a mucha gente le costaría hacer, y que a mí también, solo que yo me siento cómodo estando incómodo. Si estás cómodo, es que no estás avanzando en nada. Nadie es mejor en un deporte, en un campo académico, en su trabajo o en cualquier cosa estando cómodo.
La autodisciplina parece ser un tema central en tu enfoque. ¿Cuáles crees que son los mayores desafíos para mantener la autodisciplina en la vida cotidiana, y cómo los superas personalmente?
El principal problema que veo es que cada vez las nuevas generaciones son más débiles. Eso incluye la mía respecto a la anterior, pero la cosa va cada vez a peor. Nuestros padres, y más nuestros abuelos, hacían lo que tuvieran que hacer, tuvieran ganas o no. Y ya ni hablarles a ellos de tener que hacer las cosas con motivación. No sabían ni qué carajos es eso. Ellos simplemente hacían lo que hubiera que hacer, aunque eso supusiera ir andando a trabajar al campo, a 20 km, bajo la lluvia, o en pleno verano a 45º, y regresar cuando se había puesto el sol. Lo hacían porque era lo que había que hacer. Y no nos confundamos, ellos también podían elegir no hacerlo, aunque hubiera consecuencias, igual que las hay ahora. Pero no contemplaban esa opción. Y lo más fuerte es que no lo hacían por pasión, ni por perseguir un sueño, ¡lo hacían por poner un plato de comida en la mesa! Aunque aquellas duras jornadas de trabajo no fueran precisamente algo para disfrutar.
Sin embargo, ahora no tenemos los huevos de tener autodisciplina ni para lograr algo que queremos, ni para hacer algo que nos satisface, ni para alcanzar una meta que sabemos que nos va a cambiar la vida. ¿Quieres un buen físico? ¡Es súper sencillo! Es decir, lleva trabajo lograrlo, pero es fácil saber cómo hacerlo, ¡tan solo entrena y come bien! No sé, contrata a alguien que te lleve los entrenamientos y la nutrición, o lee un libro, mira vídeos en Youtube, practica y aprende… Hoy tenemos millones de facilidades y comodidades, ¿y no somos capaces de ser autodisciplinados?
Personalmente, supero todo esto como llevo superándolo desde niño. Simplemente me avergonzaría, hasta un extremo que no puedo ni describir, el no mover el culo para luchar por lo que quiero lograr. Tengo mi cabecita en perfecto estado (aunque a veces se me va un poco la olla) y estoy muy agradecido de no tener ninguna minusvalía física. Hay gente sin brazos ni piernas ganando medallas olímpicas de natación. ¿Cuál es tu excusa? Prefiero acabar hecho polvo por los suelos, incluso aunque fracase, que tener que soportar el dolor de no haber hecho nada por cambiar las cosas. No quiero ser un inútil, con todo el sentido de la palabra. Si hoy no luchas, mañana no llores. Nadie va a venir a tocarte con una varita mágica para cambiar tu vida. Deberás dar el extra, si quieres conseguir cosas extraordinarias, si quieres convertirte en una persona extraordinaria. Hay quien tan solo pasa por esta vida, y quien vive esa vida. Hay quien se levanta, trabaja, come, caga, duerme, al día siguiente repite y así hasta el día en que se muere. Yo no quiero estar en ese punto, yo valgo para algo más. Y no se trata de ser el mejor, si no de querer ser cada vez un poquito mejor. Hay gente a la que ahora mismo le han diagnosticado una enfermedad terminal y le han dado un tiempo de vida. Esa gente daría lo que fuera por ser tú, por ser yo, y poder aprovechar al máximo cada hora, cada minuto, cada segundo. Y ¿yo voy a ser tan hijo de p* de tirar mi tiempo a la basura viendo Netflix, haciendo scroll en TikTok o viendo partidos de fútbol? No.
Has explorado muchos caminos diferentes a lo largo de tu vida, desde la nutrición deportiva hasta la escritura. ¿Qué has aprendido de estas experiencias tan diversas y cómo han moldeado tu visión del éxito y el crecimiento personal?
Bueno, mi formación en Geografía e Historia, realmente en lo único que ha moldeado mi crecimiento personal es en saber dar el 100% en algo que te apasiona, y saber construir una fuerte autodisciplina y unos buenos hábitos para estudiar.
En cuanto a la nutrición deportiva, a parte de todo lo anterior, me sirvió para tener experiencia en saber educar a otra gente a tener una firme autodisciplina y mantener unos hábitos saludables, eliminando también los malos hábitos. No es fácil. Se requiere mucho de eso para tener resultados con respecto a la nutrición y más aún si hablamos de nutrición deportiva, por las exigencias físicas que se requieren. Yo siempre prediqué con el ejemplo, y sigo haciéndolo.
En la vida todo aporta su pequeño grano de arena a la hora de moldearte, te convertirte en lo que eres. Supongo que todo ha influido en eso. Pero, sin duda, mis años en el Ejército son los que más han tenido que ver en que hoy en día sea tan autodisciplinado, aunque desde niño ya me hicieron desarrollar esa habilidad en casa. Ahí no valían las excusas, y tuve más responsabilidades de las que un niño debería tener. Eran otros tiempos, y tampoco es que hubiera más opciones.

Para muchos, el miedo al fracaso es un gran obstáculo a la hora de perseguir sus sueños. ¿Cómo aconsejas a tus lectores enfrentarse a ese miedo y seguir adelante a pesar de las dudas?
Es normal no querer fracasar. Pero, personalmente, nunca he tenido miedo a ello. Siempre me ha preocupado fracasar, pero nunca me ha dado miedo como tal. Siempre he ido con todo y no he dudado ni un solo segundo en tomar acción cada vez que he querido lograr algo.
El único que nunca fracasa es aquel que nunca intenta nada. Y el único que realmente fracasa es aquel que abandona. Los fracasos son aprendizajes. Es lo que se suele decir, pero es así. He fracasado en cosas en mi vida, en las que he obtenido aprendizajes que me han servido para tener mucho éxito en otras áreas. Y eso no habría pasado de no haber fracasado primero.
Decía el novelista y dramaturgo irlandés Samuel Beckett “Lo intentaste, fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo, fracasa otra vez, fracasa mejor”.
A lo largo de tu carrera como autor, has escrito bajo diferentes seudónimos y en distintos géneros. ¿Qué te ha motivado a experimentar con diferentes estilos y cómo crees que esto ha enriquecido tu desarrollo como escritor y como persona?
Pues lo que me ha motivado a experimentar con diferentes estilos ha sido simplemente cada uno de los momentos de mi vida en los que me he encontrado. Yo siempre he escrito, desde niño. Siempre leí mucho. Tendría 11 o 12 años cuando ya leía novelas de Stephen King, pero también a Gustavo Adolfo Bécquer y cosas muy variadas. Eso me llevó a querer escribir desde muy jovencito. He ganado algún concurso de poesía, escribí relatos cortos… Cuando mi pasión por la historia aumentó, decidí escribir algo de historia, concretamente sobre curiosidades históricas, que es lo que a mí más me llama la atención. Como me dediqué profesionalmente, durante algunos años, a la nutrición deportiva, y además es algo que siempre me ha fascinado y sobre lo que he leído y aprendido mucho, pues también me lancé a la piscina con un libro sobre ese nicho. Concretamente sobre las mentiras, el negocio sucio y las estafas que hay alrededor de la pérdida de peso. El libro se llama “Cómo Perder Peso – Toda la Verdad”. Por si a alguien le interesa. Es un libro pro el que mucha gente me adora (gente a la que le ha ayudado) y otra mucha gente me odia (todos esos estafadores, gurús de pacotilla, vendedores de píldoras mágicas y también los de las estafas piramidales).
Pero la verdad es que todo eso lo he escrito por satisfacción propia. Porque quería hacerlo por gusto. Realmente, mi principal fuente de ingresos y con lo que me gano la vida es con mis libros infantiles educativos. Tienen mucho éxito y me dan de comer. Estos están publicados bajo otro seudónimo. Son mi mayor orgullo. Me encanta recibir mensajes de padres y madres diciéndome lo mucho que disfrutan sus hijos con mis libros y el gran interés que despiertan en ellos por aprender. Yo lo hago todo, soy el ilustrador, el que documenta, el que escribe, el que diseña…
Y enriquecerme… pues me ha enriquecido muchísimo en cuanto a lo satisfactorio que es ver que tus libros ayudan a mucha gente. Y también el crecimiento personal para uno mismo, al documentarse, crear hábitos de escritura, plantearse metas… alcanzarlas.
Finalmente, para aquellos que están empezando su viaje hacia el desarrollo personal, ¿cuál sería el primer paso clave que deberían tomar según tu libro, y por qué es tan importante?
Pues ya lo explico en el libro, el primer paso es dar el primer paso. Como dijo el filósofo chino Lao-Tse, “Un viaje de mil millas comienza con el primer paso”.
A menudo nos agobiamos cuando tenemos que emprender el camino hacia nuestra meta u objetivo. Lo vemos lejos, prácticamente inalcanzable. Hay que dar muchos pasos para llegar hasta ahí. Eso requiere esfuerzo, sacrificio, constancia, dedicación, perseverancia, incertidumbre… y tiempo, sobre todo tiempo. Aquello que anhelamos lo queremos para ya mismo.
No hay que abrumarse pensando en todo el camino a recorrer. ¿Cómo podrías comerte un elefante? Pues en pedacitos muy pequeños. Para lograr tus objetivos en la vida ocurre lo mismo. Debes dividirlos en pequeñas metas más manejables. Paso a paso, con autodisciplina y un firme compromiso todo el mundo puede llegar al final del camino. Solo hay que dar el primer paso, que es tomar acción.
Blog del autor:
https://exitoydesarrollopersonal.es/
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