La firma de la muerte comienza con el regreso de un asesino veinte años después. ¿Cómo surgió la idea central de esta historia?
La idea surgió de mi pasión por la criminología y por las historias basadas en hechos reales. Siempre me han fascinado los documentales y series sobre asesinos en serie, y quería crear algo en esa línea. Me inspiré en un caso real y, gracias a un amigo ilustrador, Alexis, que me ayudó a definir visualmente al personaje, nació este asesino medio ficticio, basado en uno real pero con rasgos adaptados a la historia.
La ambientación en Roseville es clave para el desarrollo del caso. ¿Cómo construiste esta ciudad ficticia y qué papel juega en la trama?
Es curioso, porque quería crear un pueblo con un nombre que sonara extranjero, al estilo estadounidense. Siempre me han llamado la atención esos nombres que tienen un toque exótico y misterioso, y Roseville me pareció perfecto para reflejar ese ambiente inquietante que encaja tan bien con la historia.
¿Qué parte del proceso creativo fue la más desafiante: la planificación del crimen, el desarrollo de los personajes o el desenlace?
Sin duda, el desenlace. Solía bloquearme al llegar a esa parte, sentía que tenía más cosas que contar, pero no sabía muy bien cómo desarrollarlas. Hay días en los que la inspiración no acompaña, pero al final, poco a poco, las ideas van fluyendo.
En tu adolescencia escribías sobre fantasía y ciencia ficción. ¿Qué cambió en tu forma de escribir al pasar al género policial?
Sentí que me resultaba más fácil construir una trama inspirada en un asesino en serie real que inventar un mundo desde cero, como en la fantasía o la ciencia ficción. Además, me apetecía escribir algo más crudo y real, que conectara directamente con las emociones y los miedos humanos.
Como lectora de suspense, ¿hay autores o libros que hayan influido especialmente en tu estilo narrativo?
Un autor que me marcó profundamente fue R. L. Stine, con su famosa saga juvenil Pesadillas. Guardo un recuerdo muy especial de mi infancia leyendo sus libros y viendo las adaptaciones televisivas. Me fascinaba su estilo narrativo: directo, ágil y con las descripciones justas para mantener la tensión sin perder el ritmo. En sus historias siempre ocurría algo desde las primeras páginas, lo que me mantenía enganchada y con ganas de saber más. Creo que esa capacidad para atrapar al lector desde el principio ha influido mucho en mi forma de escribir y en mi búsqueda de un suspense que no dé tregua.
Si La firma de la muerte se adaptara a cine o serie, ¿cómo te imaginas el tono visual y qué actores interpretarían a Izan y Naomi?
No lo tengo del todo claro, pero me gustaría intentar ponerme en la piel de Naomi. Aunque soy una persona tímida, creo que ese rasgo encaja bien con su carácter. Sería una experiencia divertida, y si no me animara, buscaría a una actriz con esa misma mezcla de firmeza y sensibilidad. Para Izan, haría un pequeño casting para encontrar al actor ideal que encaje con su carácter.
¿Tienes pensado continuar con estos personajes en futuras novelas o convertir la historia en una saga?
Sí, mi intención es continuar la historia con una segunda novela que cierre definitivamente la trama. Aún estoy trabajando en ello, porque me gustaría incorporar más ilustraciones al estilo manga, nuevos personajes y algunos elementos interactivos que hagan la experiencia más dinámica. Mi objetivo es que el lector no solo disfrute de la lectura, sino que también pueda reflexionar y desconectar a través de estos extras, algo distintivo que algunos de los lectores del primer libro han valorado muy positivamente.
Por último, ¿qué consejo le darías a quienes sueñan con publicar su primer libro de misterio?
Les diría que no se rindan y que confíen en su historia. Escribir un libro requiere paciencia y constancia, pero también disfrutar del proceso y dejarse llevar por la imaginación. Cada idea, por pequeña que parezca, puede convertirse en algo grande si se escribe con la suficiente pasión.
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