Maika Rivera: El gran enigma de la existenciaMaika Rivera: El gran enigma de la existencia

Maika, en el gran enigma de la existencia, abordas la vida y la muerte desde una mirada profunda. ¿Qué significa para ti “existir”?
Imagino que te refieres a existir en este plano material, ¿ser visibles? Para mí, existir es un camino trazado y elegido por uno mismo, el cual tiene un cometido. Ese cometido y razón de ser están diseñados para transitar en este plano material, aprender y, con ello, evolucionar como conciencia, como seres y como alma. No estamos aquí solo para contemplar el prado verde, todo va mucho más allá… pero contemplar la vida es maravilloso.

Dices que la vida “te para, te sostiene y te pone en el camino”. ¿Crees que hay una inteligencia detrás de lo que nos sucede?
Sí, esa inteligencia habita dentro de cada uno. El subconsciente es como la caja negra: todo pasa por ahí. Contiene toda la información, vivencias de otras vidas, de la vida presente… recuerdos que guardamos, emociones, deseos, creencias, miedos. Si somos capaces de hablar, y somos el único ser vivo que se comunica a través de la palabra, algo de inteligencia debe de estar detrás de lo que nos sucede.

En el libro se percibe una crítica al ego y a las creencias limitantes. ¿Cómo influye la mente en nuestra percepción de la realidad?
A través de los procesos, la memoria y la información basada en experiencias pasadas, el pensamiento y las emociones —esa caja negra de la que hablaba antes—, cada uno vive su realidad y su verdad bajo su propia percepción. Es una interpretación subjetiva de los estímulos sensoriales que experimentamos. Cada persona tiene su verdad. Tu verdad es, para ti, tu gran verdad. Pero la mente falsa, el ego, quiere ser protagonista. ¿Cuántas veces te ha pasado que antes de dormir tienes claro cómo actuar o qué decir, y al despertar ya no te parece tan buena idea?

Hablas de sueños premonitorios desde la infancia. ¿Cuál fue el sueño que te cambió la vida?
Ese primer sueño ocurrió cuando tenía unos cinco años. Mi padre murió en 1972, yo tenía seis recién cumplidos. Aún no podía saber que aquel sueño, en el que aparecía su pérdida, me estaba anunciando lo que sucedería. Ese sueño creció conmigo y desde entonces he estado atenta. Después llegaron más: entre tantos, recuerdo haber anticipado una enfermedad de un tío mío. Siete días después, tuvo un infarto.
Más que cambiar mi forma de ver la vida, los sueños me han acompañado siempre. En los dos últimos años han ocurrido premoniciones a través de sueños que, por privacidad, no mencionaré… pero sí, me han cambiado la vida y me han puesto en «modo antena». También quiero destacar que no todos los sueños son negativos. Pero sí, ya conozco tanto mi mundo onírico que cuando sueño que conduzco y algo sucede, no falla: a los días ocurre algo relacionado con la conducción. Esos sueños suelen ser avisos para mí, aunque también he tenido sueños premonitorios para otros. La información también me llega a través de la videncia y la visualización.

¿Por qué crees que nos cuesta tanto hablar de la muerte, cuando es parte esencial de la existencia?
Por la falta de información, entre otras cosas. Miedo a lo que no controlamos. También por los límites mentales y las falsas creencias. El niño crece con sus puntos y sus comas, con estructuras que después repetimos. Tenemos todas las herramientas para comprender y usar a nuestro favor, pero no lo hacemos. Lloramos la pérdida de un ser querido, pero en realidad, lo que lloramos es nuestro apego, el miedo a perder. ¿Lloramos por quien se va y pierde la vida, o lloramos por nuestra propia pérdida?

El libro mezcla poesía, filosofía y espiritualidad. ¿Es este tu enfoque para mirar el mundo?
Sí, de ahí nace la frase: “Todos somos un poco de todo”, “Todos necesitamos un poco de todo”. Como mencioné antes, la astrología es mi gran verdad. Me ha ayudado a conocerme y a comprender a los demás. Soy así: mezclo todo. Y no solo al escribir, también en mi forma de vivir y de mirar el mundo. La luna, según el signo y la casa en nuestra carta astral, marca nuestra forma de sentir. En mi caso, tengo la luna en Acuario, un signo de aire que engloba lo colectivo, lo global, la innovación… como Internet o el pensamiento universal. De ahí, y por otras razones, nace esa mezcla natural de poesía, filosofía y espiritualidad.

¿Qué papel tiene el alma en tu concepción de la vida y qué crees que viene después de la muerte?
El “alma”, entendida como ese espacio donde habita el ser, tiene una misión. Esa es mi concepción. A través del conocimiento adquirido por la lectura, la experiencia —propia y ajena—, y una especie de sabiduría que siento que ya traía, he llegado a esa conclusión. Yo creo que después de la muerte viene la vida. Nuestro verdadero hogar.

¿Qué crees que nos está queriendo decir el momento presente a nivel colectivo, en este “tiempo de no moverse”?
¡Una toma de conciencia! La vida nos paró a todos, mundialmente. En pocas palabras: hay que cambiar la forma de ser, de sentir, de hacer, de valorar. Un día, sin más, la vida puede ser nada… Existe un desfase en todo el sistema: las formas, la naturaleza, el clima, etc. Es un alto en el camino, un recordatorio de que no somos inmortales, de que no somos lo que este plano material nos hace sentir que somos. Es un llamado a que nos fijemos más en los pequeños detalles, en lo que realmente importa, en lo que de verdad es la vida.

Maika Rivera: El gran enigma de la existencia
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