Naciste en Madrid, pero te sientes muy unida a Zaragoza. ¿De qué manera influye ese doble arraigo en tu mirada como narradora?
Influye totalmente. Madrid es la ciudad donde nací y en la que vive la mayoría de mi familia y algunos de mis amigos. A Zaragoza me mudé cuando tenía tres años, y allí he vivido la mayor parte de mi vida.
Zaragoza ha sido escenario en todas y cada una de mis novelas, pero Madrid también ha tenido su protagonismo. Casi todos los hechos ocurridos en ¡No me hagas daño! y en A través del miedo se desarrollan allí.
Has publicado varias novelas con una fuerte carga emocional. ¿Qué papel ocupa A través del miedo dentro de tu trayectoria?
A través del miedo supone el cierre de un ciclo. Aunque mis novelas son independientes unas de otras, sí que hay una conexión entre ¡No me hagas daño!, Atrapados en el Atenea Palace, Si pudiera contarte y A través del miedo. En un primer momento no entraba dentro de mis planes que esto sucediese, pero esta es la magia de la escritura, que a veces te lleva por caminos que sorprenden hasta al propio autor. En las últimas páginas de mi última novela, aparece un árbol genealógico donde se encuentran los distintos personajes de estas cuatro historias y el título del libro que versa sobre cada una de las parejas protagonistas.
¿Qué te llevó a crear a Nuria, una mujer que debe reinventarse tras la traición y el dolor?
Nuria ya era un personaje que tenía más o menos definido en mi novela anterior (Si pudiera contarte), antes incluso de que empezase a escribir A través del miedo. En mi cuarto libro, cuando Laura, la protagonista, nos habla de su tía Nuria en los primeros capítulos, ya deja caer que ésta lleva un tiempo viviendo en Madrid tras descubrir que su pareja le ha sido infiel. Todo lo demás se va construyendo con mucha naturalidad, aunque desde el primer borrador hasta la versión final la historia pasó por numerosas relecturas.
El miedo es un hilo conductor en la historia. ¿Qué representa para ti esa emoción?
Es una emoción que en mayor o menor medida forma parte de cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida. No me refiero al miedo típico de las películas de terror, sino al miedo a lo desconocido, a los cambios, a un nuevo trabajo, ante una enfermedad, a enamorarse, a la pérdida, al dolor, a que puedan hacerte daño, a mostrarse vulnerable… ¿Quién no ha sentido ese tipo de miedo alguna vez?
En la novela aparecen personajes luminosos y otros perturbadores. ¿Cómo trabajas ese contraste a nivel narrativo?
En primer lugar, observando, y después, imaginando una historia detrás de esa observación. Cuando camino por la calle, suelo fijarme en las personas y tejer mentalmente historias con lo que me transmiten.
A esto se suma la experiencia personal: a lo largo de los años uno se topa con todo tipo de personas. La mezcla entre imaginación y vivencias reales da como resultado los personajes de mis novelas. En todas ellas hay figuras que me llevaría de fiesta y otras que evitaría por completo. Y estoy segura de que muchos lectores han sentido ese mismo mal rollo alguna vez con alguien en la vida real.
Tus protagonistas suelen enfrentarse a desafíos que los obligan a renacer. ¿Sientes que escribir es también una forma de sanar?
En mi caso, sí. La escritura ha sido siempre mi vía de escape, mi refugio y mi manera de entender la vida. Quienes me conocen saben que siempre llevo varias libretas y bolígrafos encima, porque a menudo siento la necesidad de escribir: un relato, una novela, una reflexión, una reseña… Me relaja como nada y tiene un efecto profundamente reparador.
Como escritora que ha pasado por diferentes etapas vitales, ¿qué te ha enseñado la literatura sobre la resiliencia?
Aprendizaje. La vida está llena de desafíos, y las experiencias, junto con el estado de ánimo en cada etapa, condicionan la forma de escribir. Los momentos adversos y las personas que nos influyen dejan huella. También influye la edad: uno no escribe igual a los veinte que a los cuarenta. Yo misma he visto esa evolución en mí.
Desde tu ingreso en la Asociación Cultural Zaraletras, ¿cómo ha cambiado tu relación con el mundo literario?
De forma muy positiva. Compartimos la misma pasión por la literatura y con ellas he vivido experiencias increíbles: la Feria del Libro de Zaragoza, los “Bookcrossing”, la publicación de la Fanzine semestral (donde aparecieron un relato y una reflexión míos)… Verlos publicados fue emocionante.
Zaraletras también organiza el Zaramarket, un mercadillo navideño donde vendemos nuestros libros, además de otras actividades. Este año será mi primera participación y me hace una ilusión enorme.
En marzo se celebra un encuentro literario con mesas redondas, talleres formativos, entrevistas y sorteos.
Ser parte de esta asociación ha sido un acierto: me ha abierto puertas y me ha permitido conocer a autores y personas increíbles.
Si tuvieras que definir en una frase el mensaje central de A través del miedo, ¿cuál sería?
En la vida hay traiciones que duelen, pero también aprendizajes profundos y segundas oportunidades que debemos aprovechar, enfrentando aquello que nos asusta y aprendiendo a gestionar nuestras emociones para seguir adelante, incluso cuando duele, porque también hay instantes maravillosos en ese camino.
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