El pasado 26 de mayo, con motivo de la presentación de tus Obras, realizaste un recital de poesía en la Biblioteca Central José María Artero. ¿Qué tal tu experiencia organizando un evento cultural de semejante calibre?
Una experiencia maravillosa y una decisión muy afortunada. Pocas personas podemos presumir de haber realizado un acto cultural de este tipo.
Para mí ha sido un paso muy importante tanto a nivel personal como profesional. Me sentía en mi deber de hacer este regalo cultural. Me lo debía a mí mismo y a las personas que me aman.
La gente no está acostumbrada a un evento cultural de tanta calidad. Y es comprensible que, a priori, no sepan lo que van a encontrarse. El arte no es para explicarlo, es para sentirlo y disfrutarlo.
La poesía se hizo para ser recitada. Lo que yo ofrezco, a la usanza de los viejos juglares, es poesía y es teatro, es dramatización y es oratoria.
Todos coinciden en que mis Obras, cuando las escuchas de mi boca, adquieren su verdadera dimensión, y se elevan a cotas inimaginables.
Para el evento preparaste 5 poemas de cada libro. Los poemas con los que nos deleitaste en el recital fueron los siguientes: de EL ÁNGEL CELESTIAL: «Proemio melódico», «Noche de tormenta», «Muñeco de trapo», «Eclipse de Marte» y «Tormenta de tormento»; de EN EL FRÍO AMOR DEL SILENCIO: «A mi madre», «Dulce barcarola», «Góndola solitaria», «Por adorarte» y «Cama de las besadas bocas»; y de ALMA DE MUSA: «Pastos ardidos», «Desierta ínsula», «Mandrágora», «El precio del olvido» y «Debes marcharte lejos». ¿Por qué seleccionaste concretamente estos 15 poemas de entre la mucha variedad que ofrecen tus Obras?
Si ahora mismo tuviésemos que preparar otro recital, podríamos cambiar todo el repertorio y crear una sensación completamente distinta. Porque estas Obras, si algo tienen, es que se componen de muchas facetas.
Finalmente, optamos por seleccionar una serie de poemas que mantenían un cierto hilo de cohesión, a su vez que contenían una temática bastante variada. Y donde ha primado un estilo narrativo más nerudiano que le otorgó al recital un carácter épico.
Sabemos de buena tinta que recientemente también has publicado otros 15 poemas seleccionados para el periódico digital Elescritor.es. Los poemas publicados por el medio han sido los siguientes: «Dalia de alféizar», «Viento (I)», «Viento (y II)», «Primavera (I)», «Primavera (II)», «Primavera (y III)», «Los dos enamorados», «Primoroso pensil», «Verdegal», «Río de abundancia», «Sombra o luz», «Cuerpo y alma», «Mi niño», «La boca quiso ser poesía» y «Crimen atroz». Te vuelvo a formular la misma pregunta que antes, ¿por qué has elegido estos 15 poemas para su publicación y no otros?
Habiendo representado ya los 15 poemas seleccionados para el recital, quería mostrar ahora otra vertiente de mis Obras. Por eso, para esta ocasión, hemos seleccionado otros 15 poemas, mucho más sutiles, pero de gran carga emocional, recogiéndose en ellos tanto el espíritu lorquiano como el juanramoniano que también encierran estos libros.
En el segundo volumen de tus Obras, EN EL FRÍO AMOR DEL SILENCIO, concluyes con una serie de elegías en las que honras a los poetas que más te influyeron a la hora de escribir tu obra. Los poetas a quienes dedicas tus versos son los siguientes: Antonio Machado, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, José de Espronceda, Alfonsina Storni, Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer. Y, además, tenemos entendido que en las nuevas ediciones también aparecerá el poema dedicado a Rubén Darío. ¿Tienes algún poeta predilecto que te haya servido de faro en tu mar?
Los cuatro puntos cardinales de mi poesía son: Bécquer, Lorca, Neruda y Jiménez, y el compendio de ese todo es lo que soy como poeta.
Me considero hijo de Bécquer, aprendiz de Lorca, devoto de Neruda y alumno de Jiménez.
Si algún día equiparasen mi legado al nivel de estos dioses elementales, habría cumplido mi misión en la Tierra.
Ya tienes publicada tu trilogía poética siendo aún un poeta joven. Sabemos que maquetas tus propios libros y, para éstos, también realizaste el diseño de las cubiertas basándote en unos libros de Juan Ramón Jiménez. Tú nunca dejas de corregir tus Obras y vas lanzando nuevas ediciones mejoradas. ¿Por qué esta búsqueda incansable de la perfección en tu obra?
Mi obra se encuentra siempre en continua evolución. Como decía el propio Juan Ramón Jiménez, «mi obra es como el mar, en constante cambio». Nunca la olvido y la doy por zanjada. La sigo puliendo como al diamante hasta dar con su nobleza.
¿Quién fue el primer poeta que te removió las entrañas y te hizo replanteártelo todo?
Recuerdo que, en clase, teníamos unas horas de talleres para hacer un poco lo que quisiéramos, y yo prefería irme solo a leer poesía. Fue ahí cuando descubrí a Bécquer. Con Bécquer me enamoré de la poesía. Fue mi primer pilar y, leyéndole, me di cuenta de que, si por algo quería ser recordado, era como poeta.
Entre aquellos versos de Bécquer yo me sumergía, y soñaba con publicar algún día mi libro de Poemas… Y que, llegado ese día, se convertiría en un libro sagrado, como el de sus Rimas, y sería encumbrado súbitamente a las más altas cimas de la poesía. Entonces habría nacido el Nuevo Bécquer, el Nuevo Poeta…
Pasó el tiempo y publiqué mi primer poemario, y me di cuenta de que, en realidad, eso no era nada, y que el verdadero sacrificio se encontraba en el trabajo diario, en proseguir sin desfallecer hasta alcanzar mi meta.
Creo que la siguiente pregunta ya la has contestado un poco con tu respuesta anterior, pero te la formulo igualmente. ¿Cuándo supiste que eras poeta? ¿Y crees que se valora la poesía como merece?
La poesía está dentro de uno mismo, uno ya nace siendo poeta, está predestinado a serlo, pero siempre hay un detonante que te hace emprender tu camino.
A un poeta hay que partirle el alma, porque sólo así alcanza las cotas más elevadas de su poesía, y para eso está la musa, para hacer grande al poeta. Cumple una función perfecta en su destino.
El mismo Bécquer se vio relegado al ostracismo. No pudo disfrutar de su éxito ni fue reconocido en vida. Ni siquiera pudo ver su libro publicado, privilegio el cual, al menos, yo sí he tenido.
El poeta es un avanzado a su tiempo, y suelen ser las postreras generaciones las que valoran su poesía.
Al poeta se le quiere cuando ya se ha ido, entonces se acuerdan de lo bueno que era, del legado que deja, pero mientras estamos en vida, somos los grandes olvidados. Es nuestra propia muerte la que completa nuestra obra.
¿Qué opinas de las dificultades que puede encontrarse un poeta para dar a conocer su obra y de la sobrecarga de demanda?
Como decía el propio Bécquer, «con oro cualquiera hace poesía». Yo estoy tranquilo porque sé que, si sigo trabajando como hasta ahora, el tiempo me pondrá en mi lugar.
Y, recordando a Neruda, «hay gente muy veloz que no recuerda la pobreza, y luego hay poetas que no caben por la puerta».
Ambas cosas hoy día no han de ser incompatibles. Si aprovechamos las oportunidades que nos brinda el mundo hoy, un poeta ya no tiene por qué vivir en la miseria.
Esto es a lo que yo me dedico y es lo que yo hago. Es mi profesión y mi propósito de vida.
¿Seguirás componiendo romances como con los que nos sorprendiste en tu último poemario ALMA DE MUSA?
Considero el romance una de las expresiones más bellas de la poesía.
De hecho, el próximo volumen de mis Obras contendrá una pequeña sorpresa que os desvelo en primicia, una serie de romances lorquianos con los que rendiré mi particular homenaje al maestro Federico García Lorca.
Además, la Nueva Edición de EN EL FRÍO AMOR DEL SILENCIO también contendrá, en la sección «A mis poetas», el poema dedicado a Rubén Darío, que es otro romance precioso.
Siempre que me lo pida el corazón, compondré otro romance, porque el romance es muy del corazón.
¿Crees que algún día se alcanza un nivel tan excelso que ya no hay nada que aprender? Y, como maquetista, ¿qué tal tu relación con las erratas?
Saber no es saberlo todo, es no dejar nunca de aprender, y molestarse en mirar cómo son las cosas correctamente. En el momento en el que ya te da igual cómo sea una cosa u otra, dejas de aprender.
Aprender es preguntar, interesarse, investigar. Corregir es no dejar de aprender.
Yo he aprendido a base de meter la pata. Todo está en atreverte a hacerlo, y, a fuerza de errores, el propio dominio que se va adquiriendo del lenguaje y del oficio te va llevando hacia esa pulcritud.
Los que nos dedicamos a esto sabemos que nunca podemos dejar de estudiar si queremos seguir creciendo.
¿A qué poetas lees y qué tipo de poesía sueles devorar? ¿Lees sólo poesía o te interesan otros temas?
Me gusta toda la poesía, siempre que me transmita algo.
Leo a infinidad de poetas, pero poetas de verdad. Dispongo de una biblioteca de poesía muy extensa entre los que se encuentran, además de los ya citados, maestros como Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Octavio Paz, Gabriela Mistral, y también otros poetas no hispánicos, como Walt Whitman, William Shakespeare, Edgar Allan Poe, Emily Dickinson, por citar algunos. Es de ellos de quien me empapo y a los que siempre recurro en busca de nuevas ideas que me ayuden a encontrar mis propias palabras.
Me interesan muchos temas, pero lo cierto es que ya prácticamente lo único que leo es poesía, por mi trabajo. Pero, fundamentalmente, porque es lo que me llena.
¿Qué es la poesía para el poeta Juan Manuel Sánchez? ¿Y en qué medida nos falta la poesía en los tiempos que vivimos?
Como diría Lorca, «aquí me tenéis, con el fuego entre mis manos, y no sabría deciros qué es la poesía».
La poesía es como Dios, no está en ningún lugar ahí fuera, se encuentra dentro de nosotros mismos. Debemos mirar hacia dentro para expresar lo de fuera.
Pienso que Dios tuvo que ser poeta para haber creado la belleza del universo. Así que la poesía no es más que la palabra de Dios que encuentra su extensión en el poeta.
Y, al igual que Dios, la mayor ambición del poeta es ser eterno, y que su Obra permanezca llenando el alma de quien lo lea.
¿Qué es la inspiración? ¿Existe algún entrenamiento?
La inspiración es un punto que se desvanece si no lo plasmas. Un arrebato del universo. Si no lo aceptas en el ahora, se te vuela.
El entrenamiento es la técnica, y la técnica se obtiene a base de dedicación, pero sin el don nada es posible. Hay quien tiene duende y no ha pulido la técnica. Y hay gente con mucha técnica que parece no haber visto nunca un duende.
¿Se puede aprender a escribir poesía? Y, si no se rima, ¿no se puede hacer poesía?
Se puede aprender la técnica, pero uno sabe si es poeta. Es una flor natural.
La poesía no tiene por qué tener rima, pero sí cadencia. Y sabes que hay cadencia cuando te rebota en el hipotálamo y te vuelve una rosa.
Y para finalizar, ya nos has adelantado un par de sorpresas enormes sobre tu nuevo trabajo, pero es de obligación hacerte la pregunta. ¿Qué nos preparas para tus próximas publicaciones?
Nunca me gusta crear una expectativa que, por motivos ajenos, pudiera no llevarse a cabo.
Lo único que puedo decir por el momento es que sigo trabajando tan duro como siempre, y que ya cabalgo en la cuarta entrega de mis Obras, manteniendo un tono muy marcado por sus predecesoras, pero al mismo tiempo en busca de su propia metamorfosis.
Lo que no puedo asegurar es cuánto tiempo tardaré en crearla. Los libros hay que vivirlos para escribirlos.
Cuando esté lista, también verán la luz las nuevas ediciones de las tres primeras en un nuevo formato que aún no puedo desvelar.
EL ÁNGEL CELESTIAL contará con su Edición Definitiva. EN EL FRÍO AMOR DEL SILENCIO también tendrá una Nueva Edición mejorada que incluirá el poema a Rubén Darío. Y ALMA DE MUSA verá su Segunda Edición corregida.
Pues eso es todo, ha sido un placer charlar contigo, Juan Manuel. Que tengas mucha suerte, y los lectores ávidos de poesía se lancen inmediatamente a comprar tus Obras, porque la verdad es que son una maravilla. Hasta la próxima.
Muchísimas gracias por tus palabras. Que así sea. Encantado, igualmente.