El título de tu nueva novela ya genera intriga. ¿Cómo surgió el nombre ‘Tú mataste a Dumpivampi’ y qué importancia tiene en la historia?
Lo cierto es que quería crear un personaje infantil, al estilo de Espinete o Yupi (crecí en los ochenta) para cargármelo pronto y empezar la investigación que basa todo lo demás. Entre eso y el peluche del hijo de una persona que conozco, se creó la esencia de esta novela.
Marcos Lacalle, el detective protagonista, se involucra en el caso por sus sobrinos, pero también por él mismo. ¿Cómo influye su propia historia personal en la investigación?
Marcos tiene una herida de la infancia que no ha logrado superar. Cuando conoce el programa a través de sus sobrinos, siente que se reencuentra con su yo niño. Involucrarse en el caso se debe a que piensa que, por segunda vez, le han roto la infancia. Por eso empatiza con los niños.
El misterio es un género que exige mantener al lector atrapado de principio a fin. ¿Cómo trabajaste el suspense y el ritmo narrativo en esta novela?
A veces está bien marcarse un mapa y otras veces es mejor que las musas hagan de brújula. Digamos que me ponía en la piel del lector mientras escribía y, cuando veía que cada pasaje no daba más de sí y podía llegar a aburrir al lector, lo cerraba para poder pasar al siguiente. He tratado de mantener un equilibrio durante toda la fase creativa.
Tu pluma se caracteriza por ser cuidada y con múltiples capas de significado. ¿Hay algún pasaje o escena en ‘Tú mataste a Dumpivampi’ del que estés especialmente orgulloso?
Más que un pasaje o escena en concreto, una etapa: el final de la novela. Cuando Marcos ha aprendido cuanto necesitaba, ha cerrado los círculos que tenía pendientes de cerrar y ha encontrado su equilibrio. Ahí sentí que, pese a salir de mi registro habitual, había escrito mi obra más madura hasta la fecha.
Has mencionado que no querías encasillarte en la narrativa erótica y el misterio clásico. ¿Sientes que esta novela ha sido un reto creativo para ti?
Totalmente. Ha sido el equilibrio perfecto entre lo que tenía planificado y lo que he dejado fluir hacia el papel, el mapa y la brújula. Las musas se han portado bien y no me han mareado mucho como ha pasado en otras obras.
Más allá del misterio y la investigación, la novela toca el tema de la infancia y su impacto en la vida adulta. ¿Qué mensaje te gustaría que los lectores se llevaran después de leerla?
Vivimos en un mundo y en un contexto en el que los niños no son niños. Se les carga de actividades, de carga lectiva, cosas que serán útiles en su futuro; pero, si no se les deja ser niños, no serán adultos plenos y mentalmente sanos. No puede ser que, como decía Dani Rovira en un monólogo, «hay niños echándose a fumar para tener derecho a salir diez minutos».
Eres un autor con una trayectoria consolidada, pero con esta obra has dado un giro inesperado. ¿Cómo ha sido el proceso de promoción y recepción de ‘Tú mataste a Dumpivampi’ en comparación con tus anteriores libros?
La promoción no difiere mucho, porque al final se trata de intentar crear expectación, hype que se dice ahora, sobre el libro que está al caer. La recepción por parte de los lectores es algo prematuro de analizar porque aún el libro lleva poco más de un mes en el mercado y aún hay más preguntas que valoraciones.
Si tuvieras que recomendar tu novela a alguien que nunca ha leído nada tuyo, ¿qué le dirías para convencerlo de darle una oportunidad?
Obviamente no le hablaría del cambio de registro porque si no me ha leído le daría un poco igual (ríe). Pero sí le diría que si quiere una obra de misterio, con tintes psicológicos que no son los habituales de este género y algún dardito directo a las emociones, Tú mataste a Dumpivampi es su libro imperdible.