Frida, publicaste tu primer libro con solo 18 años. ¿Cómo fue ese momento en el que decidiste que querías compartir tus poemas con el mundo? ¿Tuviste miedos o dudas al dar el paso?
La verdad es que yo nunca pensé en publicar los poemas que yo escribía en un libro, de hecho, no dejaba que nadie los leyera durante casi 2 años, pero un día estaba escribiendo en clase del instituto y pensé “¿y por qué no lo intento?”. Fue un pensamiento aleatorio que pasó por mi cabeza, pero después de darle vueltas una semana entera, empecé a investigar y pasar todos los poemas a mano a un borrador, que mandé a Círculo Rojo sin muchas esperanzas hasta que me aceptaron y todo se volvió real.
Cuando realmente fui consciente de que iba a publicar mi propio libro, me dió un poco de miedo pensar que cualquier persona podría leer los pensamientos más profundos que pasaban por mi mente, pero me dí cuenta que no estaba dispuesta a perder esa oportunidad solo por “miedo” o “vergüenza”.
Notas desde el corazón parece una especie de diario emocional sobre lo que significa crecer. ¿Cuánto hay de ti en estos poemas, y cómo fue plasmar tus experiencias más íntimas en palabras?
Todos los poemas tienen experiencias personales, ya que al principio todo era un diario para mí, aunque con un toque diferente llevado a la poesía. Escribir para mí es muy importante, ya que al plasmarlo en un papel, podía darme cuenta de cosas que no era del todo consciente que sentía o de situaciones que no quería seguir repitiendo porque no eran buenas para mí, por lo que siempre que escribía acababa con la mente más clara que antes de haberlo hecho.
La adolescencia está llena de contradicciones: felicidad, decepciones, descubrimientos. ¿Qué emociones te resultaron más difíciles de transformar en poesía y por qué?
Aunque suene raro, lo más difícil de plasmar era la felicidad. En mi vida había muchas cosas buenas, pero no era capaz de verlas, y aunque lo hiciera, se me hacía muy difícil plasmarlo en mis poemas. En cambio, los sentimientos negativos fluían mucho más fácilmente y casi sin pensarlo.
El libro también habla sobre la amistad y cómo puede salvarnos en momentos oscuros. ¿Alguna amistad concreta fue clave para inspirar esos versos, y cómo vives esa conexión en tu día a día?
Sí, varias de mis amistades actuales que tengo desde hace más de 15 años, aunque solo tengo 18, me han ayudado a seguir adelante en muchas ocasiones, y sobre todo una de ellas para la que escribí la dedicatoria de mi libro. Soy muy feliz de mantenerlas en mi vida a día de hoy y a pesar de todo, y espero que sea así para siempre.

¿Qué influencia crees que ha tenido tu doble herencia cultural, mexicana y española, en tu forma de entender el arte y en tu manera de escribir?
Los mexicanos son personas muy resilientes y con ello he aprendido a no rendirme y a perseguir siempre lo que quiero hacer, ya que México es un país que teniendo de todo, siendo muy rico, parece que no tiene tanto. Así me he sentido yo en muchas ocasiones pero como el pueblo mexicano, siempre salgo adelante.
La vida de adolescente puede ser un torbellino de actividades, emociones y cambios. ¿Cómo encontraste el equilibrio para dedicarte a escribir todos los días durante estos años?
La verdad es que escribir poemas nunca fue una obligación. Escribía cuando quería y cuando tenía algo que decir, y solía hacerlo en el instituto cuando no tenía nada que hacer o cuando estar 7 horas seguidas escuchando temas que no me interesaban empezaba a pesarme, así que más que una carga, escribir siempre me hacía sentir mucho mejor, ya que gracias a ello podía entenderme mejor a mí misma.
Para alguien de tu generación, ¿qué significa “descubrirse a uno mismo”? ¿Te ayudó escribir este libro a entenderte mejor o a cerrar etapas importantes?
Mucha gente de mi generación está totalmente perdida y no saben realmente ni quiénes son ni qué quieren para ellos mismos. Hay muchas maneras de sentirse perdido, ya sea con los estudios, las relaciones con la gente que te rodea, tu vocación en el futuro, lo que pasa por tu cabeza… “Encontrarse a uno mismo” es muy difícil y no es un proceso fácil ni lineal, pero se consigue con el tiempo y la paciencia de darte importancia y ponerte por encima del resto de personas cuando realmente lo necesitas.
En un principio, yo empecé a escribir poemas sobre desamor para dejar constancia de todo lo que había pasado y seguía pasando en mi relación y así cada vez que tuviera alguna clase de duda, leerlos y volver a ser consciente de que no quería eso para mí misma, y de alguna manera, este libro me ayudó de muchas formas a cerrar una etapa y a dejar muchas cosas atrás.
Por último, ¿cómo imaginas tu futuro en la literatura? ¿Te gustaría seguir explorando la poesía o hay otros géneros que te llaman la atención?
Siempre me ha gustado pensar que sería escritora cuando “fuera mayor” y al final con 18 años he conseguido empezar con esa idea. Me gustaría mucho escribir novelas de fantasía, ya que son mis favoritas a la hora de convertirme en lectora, pero creo que para eso aún tengo mucho que aprender.