• ¿Qué te inspiró a escribir La Herencia y a explorar un tema tan universal como los conflictos familiares tras un testamento?
La tozuda y pertinaz realidad. ¿Quién no ha oído hablar de herencias? Bien porque en su familia alguno de sus primos ha heredado por la prematura muerte de uno o de ambos progenitores, o porque han tenido que elegir, a la hora de votar, entre un partido político u otro que promete, a bombo y platillo, suprimir el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. ¿Quién no ha heredado algo? ¿Quién no se ha visto inmerso —por la muerte de un ser querido— en el luctuoso y farragoso proceso de heredar? ¿Quién no se ha planteado cuál es el momento oportuno para hacer testamento? ¿Quién, en definitiva, no ha pasado, o ha visto pasar, o está a punto de hacerlo, por un largo, tedioso, costoso y doloroso proceso que, la mayoría de las veces, acaba rompiendo la familia, y, en múltiples ocasiones, gastando lo heredado en satisfacer los gastos de procuradores, abogados y tasas del proceloso procedimiento?
Precisamente, lo peor de este proceso, las secuelas emocionales que como molestas cicatrices llenas de queloides dejan una inmensa magua por la ruptura de la familia, es lo que me inspiró a explorar este tipo de conductas, desgraciadamente tan generalizadas.
• La protagonista, Cristabel, evoca con nostalgia la unión familiar que una vez tuvo. ¿Cuánto de ti mismo o de tus propias experiencias familiares hay en esta historia?
Cuando un escritor o escritora se enfrenta a un folio en blanco, cuando lo emborrona con sentimientos, cuando idea historias, o cuando da vida a cualquier personaje, aunque indefectiblemente está escribiendo desde su propia concepción de la vida y utiliza su peculiar forma de expresarlo, no siempre lo escrito es un trasunto de su experiencia vital. Si fuera así, Agatha Christie sería la perfecta asesina en serie.
• Tus novelas suelen estar cargadas de reflexiones sobre la vida y el comportamiento humano. ¿Cómo influye tu trayectoria como profesor de Filosofía en la profundidad psicológica de tus personajes?
Efectivamente, la novela está llena de apreciaciones éticas y morales: valores teóricos y aplicaciones prácticas de los mismos. Toda la trama está impregnada por dichos valores desde una mirada crítica y reflexiva hacia el comportamiento humano. Cada uno de los personajes actúa desde una perspectiva moral que lo define dentro de la trama poniendo de relieve el valor o contravalor de sus actuaciones con respecto a la norma moral: codicia vs. desprendimiento; celos vs. tolerancia; pusilanimidad vs. valentía, etc. Concretamente, en el capítulo titulado Rebajas se hace una reflexión desde la aristotélica Ética a Eudemo, sobre los tipos de amistad y la correlación con las actitudes de los hermanos en el reparto de la herencia. Evidentemente, mi formación filosófica ayuda mucho a la construcción de los perfiles psicológicos de los personajes puesto que se describen desde el background con el que me enfrento a la vida.

• Has mencionado que mantienes un claro acento canario en tus obras. ¿Qué importancia tiene para ti retratar las Islas Canarias como un escenario literario y cultural?
Me alegra enormemente que hagas esta pregunta porque, tanto los aspectos culturales que se desgranan en la novela como el lenguaje utilizado —de claro acento canario—, conforman, desde mi punto de vista, una visión de canariedad en su acepción de «cualidad o condición de canario, especialmente referida a la idiosincrasia de los isleños y a sus manifestaciones culturales», según recoge la web del Diccionario básico de canarismos, desconocida fuera de las islas y que me permiten no solo ponerlas en valor sino darlas a conocer a través de las descripciones de paisajes, pueblos, gastronomía, fiestas, cultura, etc.. Todo ello contribuye al desarrollo de la novela creando una atmósfera cotidiana, cercana, conocida, en la que los lectores no son ajenos a los lugares, a la cultura o al habla con la que los personajes se enfrentan a los sinsabores que les acontecen.
• En La Herencia abordas temas como la codicia, los celos y los desengaños, pero también valores como la unión familiar. ¿Qué mensaje te gustaría que los lectores se llevaran tras terminar la novela?
Partiendo del carácter realista de la novela y del lenguaje utilizado, así como la decidida apuesta por sus diálogos descarnados, por los sentimientos encontrados de los personajes con los que el lector puede llegar a identificarse, y por la verosimilitud de las situaciones —personales y sociales— que se describen, la novela pretende que todo lector o lectora sea capaz de sentirse reflejado en una trama que pone de relieve las secuelas que frecuentemente dejan los testamentos en las familias y el drama que suele acompañar al reparto de la herencia de sus padres cuando la prioridad no es aceptar la voluntad de los progenitores, sino la desmedida voracidad que provoca la codicia y los celos, que desembocan en el desengaño existencial y la ruptura de las relaciones familiares. El mensaje sería apostar por el valor de la unión familiar frente a los contravalores de la codicia y los celos.

• Tus obras parecen explorar conflictos muy íntimos y emocionales, como en Dilema o La Decisión. ¿Qué desafíos enfrentas al escribir historias tan cargadas de emociones y dilemas humanos?
Efectivamente, mis tres novelas —La decisión, Dilema y La herencia—, están cargadas de conflictos íntimos y vivencias emocionales, pero en realidad, aun siendo conflictos diferentes en cada una de ellas, todas tratan de cómo enfrentarnos a las emociones y dilemas que la vida nos va planteando desde el enfoque filosófico que siempre he querido dar a mis escritos. No obstante, existe el desafío de expresarlos de tal manera que los lectores y lectoras te reconozcan en cada una de las diferentes formas que has elegido para comunicar esos sentimientos y emociones en las distintas obras en que los tratas, a pesar de que cada una de ellas tiene su propia y exclusiva impronta. Ese es el desafío.
• Desde tu debut literario, ¿cómo ha evolucionado tu forma de escribir y abordar los temas que más te interesan?
Esta pregunta está estrechamente relacionada con la anterior, ya que los diversos registros temáticos de mis tres novelas mencionadas no han sido estrictamente producto de mi evolución como escritor. En realidad, son tres temas que muy bien podrían haber sido escritos en cualquier otro orden, puesto que son producto del enfoque filosófico que siempre he querido dar a mis novelas. No obstante, entre ellas se puede apreciar una evolución en la forma de exponer los temas que en cada momento me iban interesando, una manera diferente de expresar las ideas, resultado, me parece, de la experiencia que aporta la ardua tarea de escribir y publicar para un mismo público que tiene que reconocerte en cualquiera de tus obras, a pesar de que cada una de ellas debe de tener su propia personalidad.
• Como escritor, ¿qué sientes al exponer tus reflexiones y tus historias al público? ¿Te resulta difícil compartir tanto de ti mismo a través de tus libros?
Viniendo como vengo de la docencia, especialmente del campo de la Filosofía, no me resulta desconocido y mucho menos oneroso o embarazoso expresar lo que siento y pienso a través de mis clases o escritos. Siempre he estado convencido de que uno enseña como piensa y, por ende, hace lo mismo cuando escribe. Por tanto, poder comunicar lo que siento, lo que pienso y de lo que estoy razonablemente convencido no me produce ningún desasosiego, antes, al contrario, me colma de satisfacción.