Edel Villalonga – Palomitas de maízEdel Villalonga – Palomitas de maíz

Edel, usted ha hecho de todo: ha sido profesor, traductor, panadero, guía de turismo… ¿Cuándo decidió que también quería ser escritor?
La verdad, de una manera u otra, siempre he estado ligado a la escritura pues desde muy joven, tenía apenas 14 años, solía escribir cartas de amor de las que todavía conservo una buena parte en una libreta desvencijada, pero de mucho valor sentimental para mí. Curiosamente, la decisión formal de empezar a escribir vino tras una relación amorosa que dio un vuelco de 360 grados a mi vida y cambió la perspectiva que tenía sobre mí mismo. Luego, en 2017, cuando empecé a volcar mis experiencias en el papel, caí presa de la inspiración y no he parado de escribir desde entonces.

¿Por qué el título Palomitas de maíz para una historia tan intensa y oscura?
Precisamente porque lo que le sucede a un grano de maíz dentro de un microondas, bajo el calor y la presión, es algo extremadamente intenso y perturbador que lo hace explotar, siendo así un recurso literario magnífico homologable a la realidad de la historia ya que en esta los personajes, víctimas de la tensión social que los rodea, revientan de ira hasta la peor de las consecuencias.

Su libro habla de cómo nuestras decisiones afectan a otros. ¿Se inspiró en algo que le haya pasado en la vida real?
No específicamente pues jamás he estado involucrado en una situación similar, pero sí he sido testigo pasivo de la violencia y sus consecuencias. También he actuado sin pensar, aunque nunca con la intención de los personajes involucrados en la misma, pero sí he visto cómo dejarse llevar por la ira puede ser fatal.

Muchos lectores dicen que se sienten reflejados en sus personajes. ¿Eso lo pensó desde el principio o fue apareciendo mientras escribía?
Lo pensé desde el principio y con toda la intención de abordar el tema lo cual, inevitablemente, hará que mucha gente se vea reflejada en ese espejo de catarsis. No fue algo sutil o accidental, quería meter el dedo en la llaga y tocar la fibra sensible de la gente.

¿Qué le diría a alguien que nunca ha leído una de sus novelas para convencerlo de empezar por esta?
Nadie se va a arrepentir de tomar la decisión de invertir su tiempo, y dinero también, en leer Palomitas de maíz porque el viaje es intenso, crudo, sensual y violento. No hay pausas para tomar agua o ir al baño: una vez empezada la única parada es el final de la historia.

Hay escenas de violencia y traición. ¿Fue difícil escribirlas sin suavizar demasiado?
Para nada; cuando tu intención es provocar y denunciar todo es parte del hecho y lo disfrutas. Al menos así me sentí.

¿En qué momento del día escribe? ¿Es más de madrugadas silenciosas o de mañanas con café?
Sobre todo en las mañanas, aunque sin café, no me gusta. Pero las noches también pueden ser exquisitas sin adentrarme demasiado en la madrugada, a menos que la inspiración sea indetenible.

Como guía de turismo, conoce muchas historias de personas reales. ¿Alguna se coló en esta novela?
Negativo. No hay un ápice de mí como guía de turismo en este relato.

Y para terminar, si Palomitas de maíz fuera una película, ¿qué actor le gustaría que interpretara al protagonista?
No pienso en nadie específicamente, pero Juliana, dada su juventud, debería ser interpretada por alguien muy talentosa y bella que sepa exprimir todo el jugo de su carácter intempestivo y lo desborde a todo tren en la pantalla.

Edel Villalonga – Palomitas de maíz
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